Narrativas

periferias 3 | experiencias alternativas

Decolonizando el dinero en Puerto Rico

El proyecto Valor y Cambio

Frances Negrón-Muntaner

| Puerto Rico |

julio de 2019

Desde el 2006, Puerto Rico ha estado sufriendo una crisis de deuda que asciende a más de 127 mil millones de dólares y se ha traducido en un aumento de las tasas de pobreza, la migración masiva y los recortes en los servicios públicos esenciales.

En respuesta, la investigadora y artista Frances Negrón-Muntaner colaboró ​​con la artista Sarabel Santos Negrón para lanzar el proyecto de moneda comunitaria Valor y Cambio. El proyecto es tanto una investigación sobre lo que valoran los residentes de Puerto Rico y la diáspora puertorriqueña, como una manera de repensar la noción misma de "economía" y sus dimensiones políticas. A la luz de las protestas masivas en las calles de Puerto Rico en el mes de julio, el proyecto resultó profético.

Negrón-Muntaner, quien también es curadora, cineasta y profesora en la Universidad de Columbia, explica la primera fase de la iniciativa que tuvo lugar del 8 al 17 de febrero en Puerto Rico. El proyecto está ahora de gira en la ciudad de Nueva York hasta el otoño. 

¿Qué es Valor y Cambio?

Valor y Cambio, es una iniciativa que combina narrativa y arte, participación comunitaria y economía solidaria para investigar qué valoran los habitantes de Puerto Rico. El proyecto también presenta una moneda social, “personas de peso Puerto Rico” o pesos para abreviar, como una forma de practicar economías basadas en intercambio y para compartir historias valiosas en relación a los retos del presente.  Para poner en marcha el proyecto, diseñamos una serie inicial de seis "billetes" que iban de uno a 25 pesos e incluían imágenes de figuras históricas puertorriqueñas y una comunidad icónica. También reconfiguramos un cajero automático al que llamamos VyC (acrónimo de Value and Change) para recoger las historias de los participantes y dispensar los pesos. Para obtener un billete, la VyC solicita a los participantes que nos cuenten qué valoraron, cómo pueden sus comunidades apoyar lo que valoran y qué personas o grupos ya sostienen estos valores. Los participantes luego pueden intercambiar los billetes por artículos en varios negocios y organizaciones ubicadas en varios barrios y ciudades, incluyendo San Juan, Caño Martín Peña, Bayamón, Río Piedras, Cupey, Miramar, Humacao y, más tarde, Nueva York. En general, el proyecto aspira a abrir una conversación acerca de lo que llamamos la "economía". Por un lado, estamos cuestionando la idea de que los recursos de una comunidad se deben usar para promover el éxito de individuos en lugar del bienestar colectivo. Por otro lado, queremos subrayar que lo económico no es sólo sobre la producción o el trabajo, sino también sobre subjetividades, posibilidades políticas, y cómo se relacionan las personas.

Algunos lectores se preguntarán qué es una moneda social y cómo funciona. Una moneda social o complementaria es aquella que comunidades o grupos crean para satisfacer sus necesidades particulares de intercambio. Las monedas sociales varían grandemente: pueden estar organizadas como bancos de tiempo o estar apoyadas por monedas nacionales. En general, no sustituyen la moneda nacional o dominante, sino que ofrecen maneras para fortalecer economías locales y construir economías solidarias que no se basan en el lucro y la acumulación. Hay numerosas monedas sociales circulando en todo el mundo; solo en España hay alrededor de 300.

Nuestra iniciativa también entiende la moneda social como un desafío a la idea de que las comunidades marginadas o expulsadas de la economía dominante son inherentemente pobres. Si bien no tener empleo en esa economía puede significar menos acceso a productos y servicios básicos, muchas comunidades llamadas “pobres” pueden ser ricas en sus formas de relacionarse, además de contar con recursos y competencias en múltiples áreas como la ingeniería, el cuidado de la salud, la agricultura, y las artes. Las monedas sociales entonces pueden reconocer y facilitar el intercambio de esos talentos y conocimientos para beneficio de las comunidades y regiones. En un mercado cautivo como Puerto Rico, donde las empresas estadounidenses y multinacionales dominan ampliamente y extraen enormes riquezas, las monedas sociales pueden tener un impacto adicional. Como las monedas solo circularían en Puerto Rico, pueden respaldar la actividad económica local en lugar de enriquecer al gran capital. Este es la forma que se usan en lugares como Bristol en Inglaterra y en Fortaleza, Brasil. Además, las monedas sociales abren la posibilidad de que los residentes desarrollen sus propias políticas monetarias y reconozcan así lo que valoran. Por ejemplo, yo veo potencial en usar las monedas sociales para valorar y apoyar el trabajo no reconocido de cuido y reproducción de las condiciones de vida que generalmente realizan las mujeres, y como una forma de incorporar a las personas mayores y otros miembros de la comunidad, quiénes tienen tanto que ofrecer, pero en la economía actual se perciben y tratan como “excedente”.

"El proyecto aspira a abrir una conversación acerca de lo que llamamos la "economía". Por un lado, estamos cuestionando la idea de que los recursos de una comunidad se deben usar para promover el éxito de individuos en lugar del bienestar colectivo. Por otro lado, queremos subrayar que lo económico no es sólo sobre la producción o el trabajo, sino también sobre subjetividades, posibilidades políticas, y cómo se relacionan las personas."

¿Cómo empezó Valor y Cambio? 

Para mí, fue una combinación de revelaciones, interrogantes, y descubrimientos. Una sucedió el año pasado cuando Vanessa Pérez-Rosario, editora de Small Axe, me entrevistó sobre la labor que estaba realizando como parte de Unpayable Debt, un grupo de investigación sobre deuda global que co-dirijo en la Universidad de Columbia (Nueva York). Durante dos años, el grupo se dedicó a estudiar la crisis económica de la isla en un contexto global y comparativo. Esa conversación me hizo pensar en un concepto al que no le había dedicado mucho tiempo antes: el dinero. ¿Qué es el dinero? ¿Cómo adquiere valor? ¿Cómo puede ser el dinero una estrategia para reconfigurar la economía imperante? Me di cuenta de que el dinero en sí no es "nada", pero cuenta historias, facilita distintas relaciones humanas, y puede ser parte de un proyecto de cambio.

Una segunda revelación surgió al leer un artículo sobre cómo, en el 2013, mientras Irlanda continuaba lidiando con la crisis económica del 2008, el gobierno promovió una conversación sobre lo que las personas valoran con el objetivo de impulsar nuevos currículos y políticas. Me di cuenta de que esa conversación pública no se había producido en Puerto Rico, pero me parecía urgente tenerla aquí.  La tercera tuvo que ver con el arte. Desde el principio, nuestro grupo de trabajo identificó las artes como una de las formas claves para imaginar y compartir otras formas de pensar y actuar ante las crisis de deuda, y también noté que los proyectos de economía solidaria son iniciados frecuentemente por artistas. Con esto en mente, el año pasado organicé una exhibición llamada Puerto Rico Under Water: Perspectivas artísticas sobre la crisis de la deuda  en la Galería del Centro para el Estudio de la Etnicidad y Raza en la Universidad de Columbia. El proceso curatorial me confirmó que la producción artística estaba haciendo un trabajo muy importante en investigar los “sentires” de la deuda, producir nuevas subjetividades, y retar discursos dominantes. De igual importancia el proceso me familiarizó más con el trabajo de Sarabel Santos Negrón, una de las artistas de la exhibición, quien creó una serie de fotografías que documentaban lo que yo llamaría los "escombros" de la crisis de la deuda. Luego de la exhibición, me acerqué a ella y le conté sobre la idea de la moneda. Inmediatamente aceptó colaborar y comenzamos a trabajar en el diseño de los billetes.

"Yo veo potencial en usar las monedas sociales para valorar y apoyar el trabajo no reconocido de cuido y reproducción de las condiciones de vida que generalmente realizan las mujeres, y como una forma de incorporar a las personas mayores y otros miembros de la comunidad, quiénes tienen tanto que ofrecer, pero en la economía actual se perciben y tratan como “excedente”.

Los billetes son hermosos. ¿Cómo surgió el diseño?

Sarabel y yo estudiamos monedas nacionales, sociales, y artísticas de todo el mundo. En ese proceso vimos el gran potencial que tienen las monedas para contar y significar imaginarios diversos. También realizamos una encuesta informal de personas que viven en Puerto Rico y en la diáspora. Preguntamos qué figuras, comunidades o lugares encarnan los valores que habíamos identificado como fundamentales al proyecto—equidad, justicia, solidaridad y creatividad—y nos permitían discutir temas críticos actuales como educación y salud accesible, medio ambiente limpio, autogobierno, seguridad alimentaria, y equidad de género, laboral y racial.

Fue difícil seleccionar solo seis historias de la lista resultante. Al final escogimos figuras del pasado y comunidades del presente, que han actuado en función de valores que compartimos y que han enriquecido la vida de otros. Son: los hermanos Gregoria, Celestina y Rafael Cordero; Ramón Emeterio Betances, Luisa Capetillo, Julia de Burgos, Roberto Clemente y las comunidades del Caño Martín Peña, un vecindario adyacente al distrito financiero de San Juan. Otra parte del diseño fue que insertamos un código QR en la parte posterior del billete. Este elemento es parte de los intercambios que el proyecto pone en marcha. A cambio de contarnos lo que valoran, el código dirige a los participantes a nuestra página web para obtener más información sobre algunas de las personalidades y las comunidades que nosotros valoramos. El hecho de que las figuras fueran históricas, nos permitió además sugerir que si bien los retos de hoy son duros, el país ha enfrentado desafíos en todos los momentos de su historia y existe una gran cantidad de conocimientos, debates, y perspectivas sobre ellos. En este sentido, el valor de recordar historias no es solo resaltar lo que las personas “hicieron” sino reflexionar de que formas estas luchas y pensamiento pueden informar el presente.

"El hecho de que las figuras fueran históricas, nos permitió además sugerir que si bien los retos de hoy son duros, el país ha enfrentado desafíos en todos los momentos de su historia y existe una gran cantidad de conocimientos, debates, y perspectivas sobre ellos. En este sentido, el valor de recordar historias no es solo resaltar lo que las personas “hicieron” sino reflexionar de que formas estas luchas y pensamiento pueden informar el presente.

¿Por qué no diseñar una moneda virtual?

A pesar de estar en la era de la moneda digital, elegimos una moneda de papel que puede pasarse de mano en mano. Pensamos que esto podía servir para iniciar conversaciones y facilitar la creación de nuevos vínculos. Y eso fue lo que sucedió. Los participantes del proyecto a veces se intercambiaban o comparaban billetes en las filas, y compartían ideas y aspiraciones. Esto no quiere decir que considero que las monedas sociales “deban” ser de papel. Las hay virtuales como la moneda Ossetana de Andalucía. Como todo lo que tiene que ver con monedas sociales, su diseño y modo de circulación debe estar relacionada a las necesidades de los usuarios.

¿Cuántos billetes circularon?

En los nueve días del proyecto, circularon cerca de 1600 billetes de todas las denominaciones. Durante este proceso, limitamos las denominaciones de 21 y 25 para evitar abrumar a los comercios participantes. Pero en la marcha vimos que esta precaución no era necesaria. Encontramos que la mayoría de las personas quisieron conservar los billetes en vez de intercambiarlos por productos o servicios. Para algunos participantes lo que el billete representaba excedía su valor de intercambio. P: ¿Por qué crees que esto sucedió? Reflexionaremos más sobre esto en los próximos meses, pero mi impresión hasta ahora es que las personas se quedaron con los billetes como una forma de valorarse a sí mismas y a sus comunidades. Y podemos contextualizar esa respuesta de varias maneras. Una es que la moneda utilizada en Puerto Rico no es simplemente la de otro país, sino la de un estado-nación colonizador que también incluye solo figuras de hombres que se identifican como blancos, representantes del estado y / o que han apoyado políticas genocidas, racistas, y heterosexistas. La idea de una moneda que circula imágenes e historias de mujeres, negros, puertorriqueños; migrantes e hijos de inmigrantes; escritores, médicos, educadores, deportistas, pensadores, feministas, organizadores sindicales; individuos pero también familias y comunidades; afirmó que hay otras formas de contar y valorar. Y el proyecto lo hizo usando uno de los significantes más poderosos del colonialismo estadounidense en Puerto Rico: el dinero.También creo que para algunas personas, las facturas significaron la posibilidad de un Puerto Rico más justo, inclusivo y equitativo en el presente. Por lo tanto, en la medida en que esta etapa del proyecto duró solo unos días y hubo dudas de que se prolongaría, la mayoría de las personas optó por mantener los billetes como un símbolo. Si el dinero es una "promesa" de pago y el organismo que impone la austeridad en Puerto Rico fue creado por una ley llamada PROMESA, las facturas representaron un tipo de promesa muy diferente.

¿Cuál es el próximo paso de Valor y Cambio? 

La próxima fase es compartir lo que aprendimos del proceso y de las casi dos mil respuestas recibidas hasta la fecha. Esto lo haremos principalmente de tres maneras: con un informe sobre el contenido de las grabaciones, con un video documental sobre la experiencia del proyecto, y con otras actividades públicas, tales como conversatorios o charlas en distintos foros. Estamos además conscientes que muchas personas no lograron participar y desean hacerlo, especialmente fuera del área metro de San Juan. En estos meses estaremos considerando cómo lograr este objetivo.

¿Cómo han medido el éxito del proyecto?

Hablar sobre el éxito es difícil porque los efectos pueden tardar mucho tiempo en manifestarse o pueden no ser los que imaginamos o asumimos. Pero, medido por los valores y objetivos mismos del proyecto, se podría decir que Valor y Cambio fue fructífero desde la primera conversación, ya que casi todos querían participar, incluso si esto conllevaba la posibilidad de "desperdiciar" dinero y "perder" el tiempo. Y aunque la primera fase del proyecto solo duró nueve días, miles de personas participaron directamente, en las redes, o en las plataformas de prensa. Como resultado, en un corto período de tiempo, el proyecto amplió la conversación sobre las economías solidarias y logró presentar el concepto de la moneda social y sus posibles usos en Puerto Rico. Además, inmediatamente que el proyecto comenzó, empecé a colaborar con cuatro comunidades que están considerando adoptar su propia moneda y desarrollar economías de intercambio en la isla y varias ciudades de los EEUU. De hecho, una de estas comunidades lanzará su moneda en Puerto Rico muy pronto. De igual importancia, solo tres meses después del inicio del proyecto, varias organizaciones localizadas en Nueva York invitaron a Valor y Cambio a la ciudad para continuar el diálogo allí. El proyecto también hizo circular cierta alegría o lo que llamo en un ensayo próximo "alegría decolonial", que defino como una emoción de duración variable que se produce cuando las personas pueden vislumbrar y sentir la posibilidad de un futuro diferente donde ni el colonialismo ni la colonialidad dominan sus vidas. Esto sugiere que, contrario a la premisa de que los puertorriqueños y otros residentes de la isla son apáticos, pasivos políticamente o carentes de una visión colectiva, en muchos hay un hambre profunda por una sociedad distinta y formas en que las personas se relacionan de otra manera. Valor y Cambio entonces demostró que no solo son posibles mundos distintos, sino que todos los días podemos ir habitándolos, incluso mediante gestos relativamente pequeños, como imaginar una moneda, compartir una historia, y valorarnos mutuamente.

A partir de la semana pasada, los puertorriqueños han tomado las calles para exigir la renuncia del gobernador como resultado de múltiples quejas, incluida la corrupción, las políticas de austeridad y el abandono después del huracán María. ¿Ves enlaces entre el proyecto y las protestas?

Sí. A medida que avanzaban las protestas, comencé a ver señales de que Valor y Cambio era una varias instancias catalizadoras. En general, se podría decir que las protestas demostraron varias formas de realizar lo que "valor y cambio" puede significar. En organización, objetivos y sentimiento, las protestas también compartieron los valores fundamentales de nuestro proyecto: solidaridad, justicia, equidad y creatividad.

Más específicamente, tanto Valor y Cambio como la campaña "#RickyRenuncia" se basaron en la idea de que a pesar de los obstáculos, el cambio está "en nuestras manos". De manera similar, los dos contextos afirmaron que la práctica artística tiene un papel importante que desempeñar para generar y compartir nuevos vocabularios críticos, subjetividades otras y diferentes relaciones sociales.

En última instancia, aunque Valor y Cambio no es una campaña y busca otros objetivos, similar a las protestas, es una forma de sembrar las semillas para un futuro diferente. Si bien en este momento el futuro continúa siendo incierto, millones de puertorriqueños ahora sienten que tienen uno y están dispuestos a luchar por él. Esto hace que las preguntas de "qué valoras" y cómo actuar sobre este conocimiento sean tan urgentes como siempre.

Publicación 80grados


 

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