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periferias 1 | el Paradigma de la Potencia

foto: Lieven Soete

Los habitantes de “Molenbeek” más allá del estigma

Johan Leman

| Bélgica |

traducido por Sol Ahumada

Resumen

En Bruselas, el distrito Bajo Molenbeek, enfrenta un gran número de problemas estructurales, que van desde altos índices de desempleo, hasta hacinamiento en las viviendas, tráfico de drogas, etc. Sus habitantes cargan con el estigma de ser asociados al “fracaso” y al Islam conservador e incluso radical. Los barrios en sí son considerados inseguros y desagradables. Este artículo tiene un enfoque fuertemente basado en la praxis, explorando seis ejemplos concretos, de acciones llevadas a cabo por personas de Molenbeek, que conducen a la emancipación y el empoderamiento. Y que brindan, para quienes no viven en Molenbeek, otra perspectiva para reconsiderar la imagen del distrito, más allá del estigma. Cada iniciativa es analizada en detalle, demostrando cómo se originó, qué aspecto del estigma contrarresta y como lo hace. Un abordaje positivo, constructivo y un sueño (realista) compartido llevando en cuenta las potencias de Molenbeek se mostrarán como un factor común

¿Pueden las personas que viven en una periferia estigmatizada, a partir de sus propias acciones, encontrar la fuerza para alcanzar la emancipación? ¿Pueden transformar y trascender la etiqueta negativa que pesa sobre ellos y sobre su entorno, para su propio beneficio, y también para mejorar su imagen en el mundo exterior?

No todas las periferias y estigmas son los mismos. Algunos distritos son claramente más estigmatizados que otros. Algunas veces, las etiquetas tienen un anclaje más profundo que en otros casos. Sin dudas, existen lugares mucho más estigmatizados y que son, objetivamente hablando, lugares más difíciles que Molenbeek. Me limito aquí a lo que veo como ‘marginalidad’ y ‘etiquetas’ en Bajo Molenbeek, un lugar que ha sido mundialmente estigmatizado luego de los ataques terroristas en París (13.11.2015) y Bruselas (23.03.2016); y que ya lo era a nivel nacional desde antes de estos acontecimientos. Quiero discutir, de manera concreta, el estigma de Molenbeek y cómo lo supera. Partiendo desde escenarios que encuentran su origen, o al menos su sustento, en movimientos comunitarios y hacen parte de experiencias de la vida cotidiana de los habitantes.

“Bajo Molenbeek” como un ambiente estigmatizado

Parece útil, en principio, hacer una breve introducción sobre el municipio de Molenbeek, como también sobre Bruselas. Lo que se llama la Región de Bruselas, es un conjunto de 19 municipios, donde Molenbeek es solo uno de ellos, y Bajo Molenbeek es solo una parte de este municipio. También existe un Alto Molenbeek, más rico, de clase media. Lo que quiere decir que, en los medios el etiquetado es el Bajo Molenbeek: compuesto por 4 barrios populares periféricos, que ya a comienzos del siglo XIX eran barrios obreros, ubicados al norte del canal que cruza la región de Bruselas.

Desde los ataques terroristas en París (2015) y Bruselas (2016) cientos de periodistas vinieron a Molenbeek y muchos de ellos se sorprendieron. Esperaban un barrio pobre de condiciones precarias, pero Molenbeek no lo es. Y aún, si Bajo Molenbeek es visiblemente más marginal que Alto Molenbeek, no es un ‘Bidonville’ [término francés que se refiere a barrios marginales]. No faltan problemas, claro. Los cuatro barrios del Bajo Molenbeek constituyen lo que puede denominarse una “puerta a la ciudad”, ya que es un lugar para los inmigrantes recién llegados. Cuando llegan a Bruselas muchos inmigrantes pobres y con pocos recursos buscan un departamento en Bajo Molenbeek, distrito que se ha convertido en un lugar que es abandonado después de algún tiempo por los inmigrantes más exitosos. El riesgo aquí es que se instale una cultura de "ausencia de éxito" e incluso de "fracaso". En muchas familias, nadie ha encontrado trabajo en el mercado laboral regular. El índice de desempleo es muy alto, incluso entre los más jóvenes. Y Molenbeek tiene una población muy joven, con la mitad de sus habitantes menores de 29 años. Muchas familias viven en superficies que, de acuerdo con las normas de Bélgica, son muy pequeñas: la mitad de los departamentos tienen menos de 55m².  Molenbeek, también, está situado en una ruta de tráfico de drogas, entre la estación central de Marruecos y los Países Bajos. Existe mucho tráfico de drogas como estrategia para ganar dinero. Por lo que Molenbeek podria convertirse en un lugar para muchos delincuentes y subculturas derivadas, respaldado incluso por internet. Y, también, hay una tendencia hacia una mono-cultura Norte Africana/Islámica en el espacio público.

¿Cómo explicar que el yihadismo militante podría desarrollarse tan bien en Molenbeek? En primer lugar, está la proximidad con Francia: una hora de tren hasta París. También es el ambiente más marroquí en Bruselas, con mucho tránsito migratorio, por lo que no hay mucho control social, excepto entre las redes establecidas. La región de Bruselas en sí misma, y Molenbeek como parte de ella, es muy fragmentada institucionalmente, con muchas autoridades políticas diferentes que se sienten competentes apenas para lidiar con un pequeño aspecto de la realidad social, siempre diferente del otro. Esto significa que hay algunos puntos ciegos, o llamados “agujeros negros”, donde las subculturas informales pueden desarrollarse, por ejemplo subculturas Yihad-salafí, en los pliegues y sombras de ‘una vida social cohesiva normal’. Entonces, algunos ex militantes yihadistas de GIA (Grupo Islámico Argelino) que lucharon en Afganistán pueden esconderse allí y reclutar jóvenes para el Yihadismo por el bien de Yihad. Como resultado de esto, Bajo Molenbeek y sus jóvenes han sido catalogados como radicales y peligrosos.

Es interesante lo que uno de estos jóvenes, hoy un adulto joven co-fundador de uno de los proyectos que presentaré, cuenta sobre sí mismo y los jóvenes que adhieren a su proyecto (llamado MolenGeek)

“En Molenbeek los jóvenes (de su proyecto) deben esforzarse el doble. Es difícil para todos conseguir un trabajo, pero para ellos es aún más difícil. Ellos no estudiaron, no tienen experiencia, ni una red que los apoye. Y, por último, pero no menos importante, ellos son de Molenbeek (...) Son jóvenes sin trabajo, que sufren discriminación, y que, en muchos lugares, no son bienvenidos. Son humillados, catalogados como ‘buenos para nada’ por su propia familia. La policía los controla constantemente. Es una acumulación de problemas.” (Ibrahim Ouassari, co-fundador del proyecto ‘MolenGeek’, en el periódico De Tijd, 30.12.2017:14-15).

Entre muchos jóvenes que viven en Bajo Molenbeek, hay una fuerte convicción de que ser residente de Molenbeek es un factor altamente negativo al momento de solicitar un trabajo. Yo creo que es verdad. Ellos son conscientes de que haber ido a la escuela en Molenbeek, no fue la mejor preparación para los estudios superiores. Si su nombre suena Islámico y/o marroquí, nuevamente es algo que los coloca en un punto de partida desfavorable. Así es como se sienten, y nuevamente, puedo entenderlo. En demasiados casos, hay mucha verdad en ello.

Sus reacciones pueden ir en diferentes direcciones. Algunos más jóvenes levantan la cabeza y deciden intentarlo, convencidos de que pueden ganar el desafío. Otros dicen que ellos prefieren dejar Molenbeek y tener una dirección en otro lugar, para poder comenzar desde una mejor posición. Y otros, aún encogen los hombros y juegan con la idea de que será posible, durante muchos años de trabajo, ganar dinero con tráfico de drogas o haciendo trabajos informales o ilegales. Finalmente, también existe un grupo que se retira completamente, recurriendo al fundamentalismo religioso y creando su propia jerarquía de valores morales y religiosos, normas y prácticas, creyendo que son superiores a los valores del entorno.

Lo llamativo es que la mayoría de los atacantes de Molenbeek a París y Bruselas originalmente eran parte de la categoría de tráfico de drogas. Por cierto, alguno de ellos estuvieron en Siria. Muchos de esos que dejaron Siria fueron convertidos al salafismo yihadista por medio de reclutadores de los grupos fundamentalistas.

¿Cómo debería situarse la situación planteada dentro de la teoría de estigmatización desarrollada por Erving Goffman (1963)? Algunas/os se sienten estigmatizadas/os si ella/él se siente fuerte e injustamente identificada/o con una mala reputación, y por lo tanto ha sido etiquetada/o negativamente como alguien y por algo que realmente no es. Y esto no se trata solo de un sentimiento personal, sino que generalmente es una realidad. La estigmatización puede acontecer basada en las características físicas, del carácter o por la identificación de alguien con un grupo. Si la pregunta es si los barrios en Bajo Molenbeek sufren del estigma como es descrito por Goffman, entonces la respuesta es positiva. ¿Pueden los habitantes de Bajo Molenbeek, sobre todo los más jóvenes, sufrir de algún tipo de estigma? sí, y la mayoría de ellos lo haya injusto. Algunos pueden demostrar algún tipo de compresión, pero aun así lo ven como una injusticia hecha contra ellos.

El estigma de Molenbeek está inspirado en tres elementos: los vecindarios son juzgados de ser inseguros y sucios, la religión predominante (islam) es considerada fuertemente fundamentalista y no adaptada a la integración y la mayor parte de la procedencia étnica (Marroquíes del RIF) es vista, en el caso de Molenbeek, como mujeres poco amistosas e intolerantes a la ‘otredad’. Absolutamente, no digo que este sea el caso o que esa sea la verdad. También, sé que los no musulmanes que viven allí por lo general tienen más matices. Pero esa es la percepción en la mente de las personas que no viven allí, y ellos son los únicos, muy a menudo, que están en una posición de responsabilidad en el mercado laboral o en otro lugar.  Los habitantes de Molenbeek, también, pueden ser sospechosos de dos características personales negativas: la falta de voluntad para hacer el esfuerzo necesario en el mercado laboral y la tendencia a la radicalización.

Como fue descrito, algunos se sienten víctimas del estigma si se perciben a sí mismos como similares a los otros; pero al mismo tiempo sabiendo, que los otros los ven como “diferentes” (donde diferente tiene una connotación negativa). Los jóvenes de Molenbeek ya cargaban con el estigma antes de los ataques. Después de los ataques se agregó al estigma original la noción de que simpatizan con los sufís, yihadistas y terroristas. Uno de los argumentos utilizados para ello en los ojos de la opinión pública, y desafortunadamente también por algunos ministros del gobierno, es que tomó mucho tiempo antes de descubrir en Molenbeek el escondite de Salah Abdeslam, uno de los atacantes de París.

Se convierte en un círculo vicioso. Las características de los vecindarios pueden confirmar las características de sus jóvenes, y estas supuestas características se convierte en la razón de la reputación de los vecindarios donde viven.

La pregunta en la que voy a basar este artículo es: ¿qué es lo que veo, a partir mi propia experiencia en la ONG Foyer, una organización que opera a nivel comunitario en Molenbeek, la cual integro, y de algunas otras asociaciones e iniciativas, como escenarios interesantes para ir más allá de los estereotipos y marcas negativas de Molenbeek, con impacto tanto dentro como fuera de los barrios? Al responder esta pregunta evitaré todas las ilusiones y deseos, y me referiré a lo que veo como estrictamente funcional. El foco se centrará en las iniciativas que comienzan a un nivel comunitario y, dentro de lo posible, las iniciativas y experiencias de los habitantes de Molenbeek, principalmente los más jóvenes.

Escenarios concretos para ir más allá del estigma en Molenbeek

Voy a describir brevemente seis ejemplos de iniciativas que veo a mi alrededor en Molenbeek y considero que conducen, o al menos apoyan, a la des-estigmatización.

  1. Hay muchos jóvenes, hombres y mujeres, muy talentosos que triunfan de manera brillante al tener éxito en su carrera, y al mismo tiempo se vuelven famosos fuera de Molenbeek a través de los medios. Seguramente, en cuanto estos hombres y mujeres continúen expresando su pertenencia a la comunidad de Molenbeek, y demostrando orgullo y gratitud a su familia y ambiente, pueden convertirse en referencias e incentivos para los jóvenes locales. Tanto a nivel local como en la opinión pública, pueden convertirse en embajadores culturales de sus distritos.
  2.  Hay jóvenes que convierten sus fallas en la escuela en una dinámica de emprendedorismo creativo en la economía formal y continúan haciendo eso con base en Molenbeek.
  3.  La comunidad Paquistaní, una de las más recientes comunidades de inmigrantes establecida en Bélgica y ciertamente también en Molenbeek, tiene sus propias tradiciones deportivas y su presencia brinda una oportunidad para dar impulso al cricket, un deporte relativamente nuevo en Bélgica, aún no muy practicado, incluso siendo ampliamente conocido y estimado.
  4. Hay Iniciativas que atraen personas de fuera de Molenbeek e, incluso, fuera de Bruselas porque ofrecen algo genuino y relativamente difícil de hallar en Bélgica.

En estos primeros cuatro casos quien toma la iniciativa, algunas veces, necesita un poco de apoyo o estímulo de personas que están más equipadas profesionalmente, pero con certeza no precisa más que cualquier persona en el caso de este tipo de iniciativas. En esencia, estas son iniciativas a nivel comunitario, las cuales sin el poder moral e intelectual de los habitantes del distrito de Bajo Molenbeek simplemente no tendrían lugar. Voy a sumar a estos cuatro perfiles basados en deportes, artes y espíritu empresarial, algunas otras iniciativas en las que el enfoque profesional, a través de la intervención o soporte de las asociaciones que trabajan a nivel comunitario, puede ser, un poco más importante. Sin embargo, una vez más, es el compromiso de los propios habitantes lo fundamental y decisivo.

  1. Se puede crear algo realmente genuino con ritmos y sonidos tocando la imaginación, pero permaneciendo asociado con Molenbeek. Esto lo ha hecho Fanfakids, una Fanfarria de niños y jóvenes.
  2. Puede haber habitantes que no son para nada profesionales, por ejemplo, mujeres mayores, que estén dispuestas a participar como actrices principales en una película, la cual tiene como objetivo mostrar su emancipación a la gran audiencia, de forma leve y humorística, bajo la dirección de un productor profesional.

Estos son seis escenarios que muestran cómo en Molenbeek las personas ancladas en las experiencias comunitarias, quieren y pueden ir más allá del estigma de su distrito.

Veamos los ejemplos uno por uno:

Talento individual que no niega su procedencia

Lo más llamativo en Molenbeek es que presenta talentos en áreas como deportes, artes (teatro y cine), ciencia y emprendedorismo; esto significa que es bastante plural. Es verdad que los protagonistas de algunas historias de suceso recibieron algún tipo de apoyo externo en un momento de su carrera, pero con certeza no más que los otros jóvenes que tuvieron éxito. En su mayoría, el esfuerzo o incentivo fundamental proviene de ellos y es estimulado por su familia e impulsado por alguna asociación, profesor u otro profesional.

En el mundo de los deportes, no sorprende que las artes marciales como kickboxing o karate sean muy atractivas. Sin embargo, los deportistas más famosos de Molenbeek son jóvenes que construyeron su carrera basada en su propio esfuerzo y entrenamiento duro, lo que incluso los llevó a participar de los Juegos Olímpicos. Ellos también crearon sus clubes, abrieron salas de capacitación y pueden convertirse en un modelo a seguir para un grupo de jóvenes. Mohamed Boulef se convirtió en el campeón mundial de Kickboxing. Monder Rizki, quien originalmente pertenecía a un grupo de jóvenes de la calle, ocupó parte de sus días entrenando en Atlemo, un Club Atlético de Foyer, y decidió convertirse en corredor de 5.000 y 10.000 metros, lo que lo llevó en poco tiempo a los juegos Olímpicos de Beijing y Atenas. Estos deportistas son modelos “accesibles” para muchos jóvenes, ya que permanecen en Molenbeek, incluso cuando es obvio que su carrera podría beneficiarse viviendo en un lugar menos contaminado, con aire más limpio y mejor equipado. Ellos dan un doble mensaje a sus pares: “para nosotros es difícil dejar Molenbeek, ya que en otro lugar nos sentimos alienados” y “realmente se puede tener éxito viviendo en Molenbeek”.

Un deportista como Vincent Kompany, nacido en un barrio socialmente estigmatizado, quien es el mejor jugador de fútbol de la Premier League Inglesa, es también un modelo atractivo, aunque se convirtió en más distante y menos accesible. Sin embargo, es muy valioso que alguien como Vincent Kompany, en algunas entrevistas, enfatice las cualidades positivas de la juventud de Molenbeek y, también, que invierta personalmente en proyectos de fútbol para jóvenes en Bruselas.

Ejemplos en el mundo de las artes se pueden encontrar principalmente en la escena cinematográfica, por ejemplo, los cineastas Adil El Arbi y Billal Fallah. Ellos comenzaron su carrera con la película “Black” [Negro], lo que les valió una invitación a Hollywood para trabajar en sus futuros proyectos [ver su serie "Bad Boys"]. Su trabajo está inspirado en algunas realidades y aun muchas más fantasías sobre la vida en Bajo Molenbeek. Los jóvenes directores siguieron los pasos de otro joven director Belga-Marroquí, Nabil Ben Yadir, quien hizo la película “Les Barons” [Los Varones], una película que representó de manera agradable, pero a la vez conmovedora, las elecciones que muchos jóvenes de Molenbeek enfrentan cuando permanecen en el barrio, desde el tráfico de drogas hasta el estudio. En un análisis a través del tiempo, se puede ver que los primeros jóvenes directores, actores y productores de la comunidad de Molenbeek ya eran activos en el teatro, haciendo escenas basadas en la vida de Molenbeek. Uno puede decir con seguridad que estos productores teatrales confiaron plenamente en sus propios recursos, y obtuvieron sus primeras ganancias con presentaciones frente a un público local para lentamente, paso a paso, también ir conquistando seguidores fuera de Molenbeek. En este aspecto, los cineastas disfrutaron de más apoyo, en principio local, de un número de actores belgas profesionales que querían colaborar, y luego, también, fuera de Bélgica.  Pero esto no disminuye su aporte personal, motivación y compromiso. De hecho, este tipo de soporte es necesario para todos los que quieran tener cierto éxito en el mundo cinematográfico internacional.

En tercer lugar, hay varias mujeres jóvenes exitosas a nivel académico, que son noticia algunas veces en los medios de comunicación por su carrera política o en ciencias. En aquellos momentos ellas no niegan sus orígenes - y esto es importante. Fadila Lanaan, cuya madre hizo un curso de alfabetización en la casa de las mujeres de Foyer ‘Dar al Amal’, y quien frecuentaba de niña el centro de jóvenes de Foyer ‘Foyer des Jeunes’, se convirtió en Ministra de la Cultura de la Comunidad Francesa en Bélgica.  Khadija Hamouchi desarrolló una aplicación, ‘Sejaal’, a través de la cual espera facilitar una educación de calidad en el Cercano Este y Norte de África. Ella fue invitada a Silicon Valley.  Estas mujeres se convirtieron en modelos para muchas jóvenes, quienes sienten que ellas también pueden estudiar en la Universidad y tener suceso en la vida, académica o de otra manera. Uno no puede evitar adivinar que, con el tiempo, las niñas pueden tener más éxito en la escuela que los niños en estos distritos.

Jóvenes que convierten sus fallas en la escuela en dinamismo empresarial

Veo un segundo escenario desenvuelto en un emprendimiento digital como MolenGeek. ¿De qué se trata? Jóvenes, incluso algunos con pocas habilidades, se reúnen desde el viernes a la tarde hasta el domingo a la tarde para desarrollar sus proyectos digitales y socializar en torno de una cultura de startup. Uno de los co-fundadores del proyecto es un joven que fracasó en la escuela e incluso se rindió. Él habla abiertamente sobre esto, sin complejos. A continuación, una cita de una de sus entrevistas:

“Hasta hoy no puedo explicar muy bien porque las cosas fueron mal para mí, ya que la escuela primaria estaba bien para mí. Pero, de repente, la escuela no me interesó más, No estaba feliz y no estudie más. Actuaba como el payaso de la clase. Muchos profesores hablaron conmigo en ese momento, seguramente con muy buenas intenciones, para decirme que estaba desperdiciando mi futuro. (...) Uno me envió a una escuela técnica. Pero allí también fue mal. (...) Ahora muchas veces voy a reuniones para hablar con jóvenes y siempre la pregunta es: “¿qué debemos estudiar para hacer lo que haces?" es difícil encontrar una respuesta, yo nunca estudié. Solo puedo decir: intenta y continúa intentando (...) Uno de cada cinco estudiantes en Bruselas no termina la escuela. Otro uno de cada cinco no va a la escuela, no está entrenado y no busca trabajo. Ellos son conocidos como NEETs (Not in Education, Employment or Training / No Educación, Empleo o Capacitación). MolenGeek está lleno de ellos, 80 % (ochenta por ciento) de nuestros jóvenes son NEET. Si me preguntas: ‘¿Por qué MolenGeek?’ mi respuesta es: ‘para ofrecerles a ellos una perspectiva’ (Ibrahim Ouassari, co-fundador de MolenGeek, en una entrevista con Sofie Vanlommel, en De Tijd, 30.12.2017)

Luego de no tener éxito en las entrevistas laborales, luego de no conseguir trabajo, Ibrahim Ouassari descubrió el mundo digital y ahora se convirtió en un apasionado por él. Ibrahim creó una pequeña iniciativa para jóvenes que abandonaron la escuela, pero se sienten atraídos por el emprendedorismo y el WWW. Su punto de vista es que todos los jóvenes, también en distritos como Bajo Molenbeek, quieren participar en el mundo virtual del WWW. Él los estimula a hacer aplicaciones (app) y aprender el trabajo, practicando y descubriendo una nueva pasión: convertirse en emprendedor, en busca de un nicho en el mercado laboral digital.

Después de los ataques a París y Bruselas, las autoridades los apoyaron financieramente (ofreciendo €500,000) y socialmente, promoviendo en los medios a Ibrahim y su iniciativa como un ejemplo, intentando convencer a los jóvenes de Molenbeek de que no son la ‘generación perdida’, abandonada por la sociedad. El proyecto tuvo definitivamente un impacto positivo en la opinión pública también fuera de Molenbeek.

Un impulso de Molenbeek para un nuevo deporte

Entre las comunidades recientemente establecidas en Molenbeek se encuentra la vibrante comunidad Paquistaní. Casi todos los días, después de la escuela, se puede ver a los jóvenes Paquistaníes jugando cricket en la Plaza Central frente a la iglesia, con instrumentos precarios. En Bélgica el cricket es conocido y apreciado, pero escasamente practicado. No existe una tradición de cricket. Sin embargo, recientemente fue creada la federación de cricket, pero aún es poco conocida, ya que no tiene base popular.  En este punto, los jóvenes paquistaníes en distritos populares como Molenbeek tienen el potencial para impulsar este nuevo deporte y ser parte de su desarrollo, llegando lejos de Molenbeek.

En el enfoque de Foyer, el coordinador deportivo de la asociación tiene la tarea de entrar en contacto con estos jóvenes y la comunidad paquistaní para proponer un modelo de auto-organización, con estructura de club, y de mediación con el municipio, no solo para hacer el cricket de interiores y al aire libre posible, sino, también para crear un programa de cricket competitivo y recreativo en Molenbeek. Sin duda, en poco tiempo se convertirá en uno de clubes de cricket más fuertes de Bélgica.

Ofreciendo a las personas que no pertenecen a Molenbeek una experiencia única, positiva y local de Molenbeek

Uno puede intentar explorar ciertas características sumamente positivas de ese mosaico complejo llamado Molenbeek, que normalmente permanecen ocultas, desde que la lógica de los medios de comunicación es enfocarse en el conflicto.  Iniciativas tan positivas pueden ser concebidas como eventos anuales o como institutos permanentes. Voy a dar dos ejemplos de eventos, seguidos por dos ejemplos de institutos creados ad hoc, apoyados y basados en las prácticas de sus habitantes.

Un constructivo concierto interreligioso anual, con la participación de los habitantes de Molenbeek

Los cuatro distritos de Bajo Molenbeek son muy multi-religiosos. Y es sorprendente que las diferentes comunidades no saben mucho sobre los lugares de culto de las otras religiones. Pero, los no-Molenbeekois [que es como los habitantes de Molenbeek se refieren a sí mismos en francés] aun saben mucho menos sobre esto. La rica realidad es que hay varias hermandades Sufí-Islámicas, un mosaico de Iglesias Pentecostales Africanas y Romanas, comunidades católicas y ortodoxas, y así sucesivamente. La realidad, también, es que algunas de estas comunidades tienen coros que se repiten muchas veces en una semana y alcanzan un nivel de calidad interesante, pero permanecen desconocidos.

Cada año Foyer invita algunos de ellos a la Iglesia Central de Molenbeek para componer juntos un repertorio que enmarca el acto central de un/a cantante prominente. El resultado es una interesante noche que se volvió tradición en Molenbeek, atrayendo un público que llega incluso desde fuera de Bruselas. A través de estos eventos, la iglesia de Molenbeek puede convertirse en un lugar interesante, una marca positiva, un espacio donde las personas pueden experimentar genuinamente un aspecto de la realidad local.

Una carrera anual

Después de los ataques a París y Bruselas, aún más que antes, Molenbeek es percibido como inseguro, un lugar peligroso, uno que las personas suelen visitar generalmente por curiosidad y como turismo de desastre. Foyer, por varios medios, intenta cambiar esta percepción sobre Molenbeek, uno de ellos es la organización de “Foyer Jogging”, una carrera anual a través de las calles comerciales del Viejo Molenbeek, un sábado por la tarde.

La carrera es realizada de una forma tal que posibilita a los participantes una experiencia donde las mujeres pueden correr seguras en ropa deportiva, usando remera y short, en un distrito cuya reputación es de ser radical, junto con las mujeres locales, las cuales a menudo usan su velo para correr.

La organización de conciertos inter-religiosos anuales, así como la corrida anual en las áreas más estigmatizadas de Bajo Molenbeek son parte de la estrategia de Foyer para favorecer una recalificación de estos distritos, con impacto tanto en los habitantes como en los no habitantes de Molenbeek. Las personas descubren que puede haber islamitas fundamentalistas musulmanes viviendo allí, pero, sin embargo, ellos no representan la categoría dominante, con certeza no en el espacio público.

Bel Mundo

En los límites de Molenbeek una iniciativa que llegó desde afuera fue tomada para crear un museo llamado MIMA: Millennium Iconoclast Museum of Art. El cual, se presenta a sí mismo como “un museo de artes visuales para el público en general, determinado a realizar una contribución a este empático, iconoclasta, colaborativo, participativo y transversal ímpetu cultural que se esconde en todos y cada uno de nosotros y solo está pidiendo salir. Las obras de arte exhibidas son deliberadamente libres de divisiones, combinando diferentes lenguajes de forma libre: culturas musicales (punk-rock, electro, hip-hop, folk…), gráficas (Arte gráfico, ilustración, diseño), deportes (skateboarding, surf, deportes extremos), artes (cine, arte plástica, performance, tiras cómicas, tatuaje, diseño de moda) y arte urbano (graffiti, street art). Surgidos esencialmente de “subculturas”, como el street art, skate y arte gráfico, los artistas que se muestran obtienen un reconocimiento notable, independiente de la red de galerías y centros de arte. Los emprendedores del arte estaban claramente interesados en Molenbeek como lugar, debido a la marca de estas “subculturas”. Cerca del museo, otro emprendedor/empresario abrió un hotel que pasó a ser bastante frecuentado.

No quería presentar las dos iniciativas como provenientes de movimientos de comunitarios de los Molenbeekois. Ellas son iniciativas que pueden ser mejor entendidas desde una perspectiva de gentrificación. Como sea, lo que es interesante es que en el mismo lugar se abrió un restaurante social: ‘Bel Mundo’. Y aquí podemos ver un emprendimiento que surgió de una asociación local (llamada Groot Eiland), el cual crea empleos para los inmigrantes recién llegados a Molenbeek, ofreciéndoles contratos de trabajo para cuidar las granjas de vegetales, donde se producen los ingredientes utilizados en el restaurante. Otros inmigrantes recién llegados atienden los clientes del restaurante. No es una iniciativa típica proveniente de movimientos comunitarios, pero muestra como algunas asociaciones intentan obtener ventajas de las nuevas iniciativas para promover una posible inserción de los Molenbeekois - inmigrantes recién llegados en este caso - lo que puede proporcionar un impacto positivo de Molenbeek en los visitantes.

Un pequeño museo de “multiculturalismo y artes”

Bajo la forma de un programa de tres años (2017-2019), Foyer está creando un “Museo de Multiculturalismo y Artes” en Molenbeek, apoyado por algunos artistas prominentes, pero también por algunos habitantes talentosos. Al mismo tiempo el proyecto intentará hacer enfáticamente comprensible el multiculturalismo de Molenbeek y Bruselas. El proyecto también es apoyado por la asociación de hombres de Foyer. Nuevamente queda claro que una iniciativa así difícilmente comienza sin el apoyo de profesionales y de una asociación, pero, es igualmente cierto que no existen chances de ser exitoso sin el apoyo básico de una gran parte del vecindario.

La creación y promoción de ritmos y sonidos genuinos: Fanfakids, la fanfarria de niños y jóvenes

Fanfakids es una iniciativa de otro centro juvenil, el Centrum West-D'Broej. Desde el año 2000, niños y jóvenes de barrios estigmatizados se reúnen dos veces a la semana para ensayar con pequeños tambores, campanas y sonidos de África, Latinoamérica y Europa, bajo la dirección de un músico profesional. Ellos crearon sus propios sonidos y ritmos y han presentado estos incluso a otros niños en el centro de jóvenes y en las escuelas del barrio. Como los Fanfakids de Molenbeek, realizan viajes durante las vacaciones. Hasta el momento ya estuvieron en Países Bajos (Netherlands), Luxemburgo, Francia, Italia, Suiza, Marruecos, Ghana, Togo y Benin. Ellos están orgullosos de sus presentaciones y siempre identifican muy claramente con su distrito.

La empatía de los habitantes a través del Cine

Patience, patience, t’iras au paradis (2014)  es una película producida por Hadja Lahbib. Cuenta la historia de siete mujeres de Molenbeek, miembros del Dar al Amal, la casa de mujeres de Foyer. La película recibió el premio Iris en el festival de Berlín. En ella las siete mujeres hablan sobre su vida, su pasado en Marruecos, su vida actual en Molenbeek y muestran cómo se liberaron de muchas restricciones y aspectos de control social existentes en su distrito, sin negar su lealtad hacia su familia, vecinos y barrio. Las mujeres salen de vacaciones juntas, en una camioneta, hacia el sur del país, donde los inmigrantes no llegan; caminan en la playa con Arno, un prominente cantante belga; reservan un vuelo y viajan hacia Nueva York para reunirse, entre otros, con un joven abogado Belga-Marroquí, y así sucesivamente. Ellas hacen todo esto con sus propios ahorros y el apoyo de las otras mujeres de Dar al Amal.

La película fue exhibida en los cines en Bruselas y distribuida en DVD. Hacer una película así sería imposible sin el apoyo fundamental de las propias mujeres, quienes no son actrices profesionales. Como tal, muestra otra perspectiva sobre la imagen de Molenbeek.

Discusión

Describí aquí seis iniciativas, directamente tomadas de la praxis concreta en Molenbeek. ¿Por qué las llamo ‘ir más allá del estigma’?, El estigma de Molenbeek, como señalé al principio, es que es inseguro (por lo que Foyer organiza la carrera), que las mujeres son antipáticas (de nuevo: carrera), un lugar de fracaso y caracterizado por una ‘generación perdida’ (por esto las historias de éxito individual como MolenGeek y el Criket Pakistani), con personas que no quieren trabajar (por esto Bel Mundo y MolenGeek), intolerantes (por esto el concierto interreligioso y los Fanfakids), un lugar donde los habitantes musulmanes se radicalizan fácilmente (por esto la película Patience, patience). Y esta lista no está completa, existen muchas más iniciativas interesantes.

Claro que Bajo Molenbeek necesita más que eso. Se necesita una política adecuada a nivel ciudadano, con más escuelas adaptadas y relacionadas con el éxito; una seria reflexión junto con los Imans sobre el islam y sus mensajes; un análisis sobre los flujos financieros ocultos relacionados con tráfico de armas y drogas, pero también vinculados a la difusión de diferentes vertientes del Salafismo. También, la sociedad civil y sus asociaciones deberían enfocarse más en el desarrollo de programas proactivos, como programas educativos para jóvenes en el área digital y medios de comunicación. Es necesaria una mejor colaboración para descubrir dónde están los “ángulos ciegos” y “agujeros negros” donde la radicalización se puede desarrollar, como ocurrió en el pasado. Es la probable existencia de “agujeros negros” (la que explica por qué el escondite de Salah Abdeslam fue tan difícil de hallar) lo que continúa siendo un problema y donde las acciones de des-estigmatización, como las acciones colectivas en conmemoración a las víctimas de los ataques, continúan siendo parcialmente exitosas.  Una iniciativa que pudo haber tenido un efecto des-estigmatizante hasta cierto punto es un pequeño libro publicado por Mohamed El Bachiri, un marroquí, esposo de una de las víctimas de los ataques a Bruselas y residente de Molenbeek. En «Un jihad de l’amour» [traducción: “Un Yihad del amor”, 2017], el autor desarrolla una súplica por lo que él llama la única interpretación correcta del Yihad, que es la del Amor y aceptación positiva del otro.

Lo que es importante comprender es que, para ir más allá del estigma, uno necesita un sueño, pero también autoconfianza y contar con buenas amistades, positivas. Para ser exitoso desarrollando el sueño, uno necesita antes que nada ser creíble. Colocando esto de forma más teórica: comienza con un capital social positivo, lo que significa: redes sociales positivas, construyendo una confianza mutua y autoconfianza entre los participantes. Una vez que el capital positivo está allí - lo que fácilmente puede llevar unos siete años (de acuerdo con mi experiencia en varios proyectos), porque siempre implica ‘estar ahí’ y ‘ganarse la confianza’ - uno puede proponer un nuevo sueño que trascienda los límites del grupo, y va a depender de las personas del movimiento apropiarse de él, e invertir en el nuevo capital cultural propuesto. Una vez que se concretiza el capital cultural, un nuevo capital social complementario será creado, con, nuevamente, una oportunidad para un nuevo, complementario, capital cultural... Y así las personas construyen su propio camino más allá del estigma.

Lo que es fundamental es comprender que el proceso no comienza desde lo más alto hacia abajo, si no desde las bases hacia arriba, desde el comienzo junto a las personas, escuchándolas. Es necesario escuchar a la juventud local, pero también a las madres y padres. En los barrios estigmatizados la confianza está en la base del capital social, y el capital social es la base del capital cultural emancipatorio. No es una coincidencia que sea la hija de una de las mujeres que fue alumna del curso de alfabetización voluntaria en Dar al Amal, quien se convirtió en la primer Belga-Marroquí en ser Ministra de la Cultura Francesa en Bélgica. Durante los cursos de alfabetización, las profesoras voluntarias insistían continuamente a las mujeres para que permitieran a sus hijas continuar sus estudios. Ellas fueron casa por casa para convencer también a los padres. Claro que son las personas en sí quienes hacen el esfuerzo, pero un pequeño impulso por parte de las asociaciones puede tener un gran impacto.

El proceso de emancipación positiva es el mejor antídoto contra el estigma, si bien, es verdad, que puede llevar un tiempo antes de que los medios de comunicación y la opinión pública en general estén abiertos para acompañar el proceso. Por lo cual es importante que otras instituciones también apoyen el proceso. Es interesante, en el caso de Molenbeek, que dos escuelas altamente calificadas, localizadas fuera del barrio y vistas como escuelas orientadas para una clase media-alta decidieron abrir una sede en Molenbeek.

Conclusión

El mayor problema en Molenbeek es la alta tasa de desempleo entre los jóvenes, el desequilibrio existente entre el final de la escuela y la demanda del mercado laboral. Además, existe un mercado visible de tráfico de drogas como una forma fácil de ganar dinero, y la presencia de predicadores informales en lugares que llamé de “agujeros negros” en los distritos. Y en algunos jóvenes, permanece, por supuesto, ese sentimiento de “sin futuro”.

Escenarios como los que describí, fundamentalmente basados y alimentados por el compromiso de los habitantes, son necesarios. Ellos mantienen un clima de sueños posibles y realistas, sustentados por éxitos parciales, pero innegables. Ellos conciernen a varias iniciativas en deportes, cultura y artes y emprendedorismo. Estos escenarios también demuestran que la mutua aceptación y la tolerancia pueden ser parte de los sueños de un distrito. Se propagan las historias de suceso y ejemplos a seguir. Ellas animan a la gente. Crean un espacio para un capital social, cultural y espiritual constructivo, no solo para el capital espiritual que conduce al aislamiento y apartamiento del mundo.

Con el desarrollo del capital cultural y las nuevas y grandes iniciativas que llegan desde fuera (como el MIMA y otros), las cuales representan más un signo de gentrificación, un nuevo desafío puede surgir. Las personas que viven fuera del distrito notan las mejoras y lo hacen a un punto en que los precios de las viviendas aún se mantienen relativamente accesibles, y pueden interesarles. Lo que es una buena señal. Sin embargo, si los precios de las tierras y las casas aumentan significativamente, algunas personas pobres pueden ser expulsadas.

Esa es la razón por la que no me sorprendería si Molenbeek, incluso Bajo Molenbeek, un día, quizás en dos décadas, haya pasado de una etiqueta negativa a una completamente positiva. El desafío será evitar que los habitantes que hoy son precursores de proyectos de desenvolvimiento positivo se conviertan en víctimas de esas mejoras. No sería la primera vez que un distrito, estigmatizado por años, vea a su población cambiar por completo, gracias a desarrollos positivos que comienzan desde su interior y luego se complementan con inversiones de fuera. Yo no quiero, sin embargo, terminar con una nota negativa o una advertencia. Mientras tanto, lo bueno es que los Molenbeekois luchan por su autorrespeto y están listos para movilizarse juntos contra la estigmatización.


 

Johan Leman | Bruselas, Bélgica |

Antropólogo, Presidente de Foyer vwz

johan.leman@foyer.be

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