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periferias 4 | escuela pública: potencias y desafíos

foto: Chimamanda Adichie, Djamila Ribeiro, Lélia Gonzales e Sueli Carneiro | ilustración: Juliana Barbosa

¿Por qué leer a las filósofas?

Fábio Borges do Rosário
Marcelo José Derzi Moraes
Rafael Haddock-Lobo

| Brasil |

diciembre de 2019

traducido por Ana Rivas

Resumen

El objetivo de este texto es la respuesta aparentemente simple a la pregunta "¿Por qué es necesario que los filósofos lean a las filósofas? Esta simplicidad se ve inicialmente problematizada por el hecho de que la pregunta no sólo supone que el lugar del filósofo sigue siendo aún de sexo masculino, negando así a un gran número de filósofas que no son tomadas en cuenta en la historia de la filosofía; además, que tal relación disimétrica supone una relación de poder y sumisión de los individuos del sexo femenino que se da no sólo en el campo social, sino también en el epistemológico. Sin pretender ensayar una respuesta definitiva a la pregunta, los tres filósofos que firman el texto pretenden dar voz a algunos de estas pensadoras, para tornar su escritura y su pensamiento como ejemplos de la relevancia de aprender de la filosofía hecha por las mujeres.

Palabras clave: Mujeres; Filósofas; Deconstrucción.

¿Por qué es necesario leer a las filósofas? 1Dedicado a Carla Rodrigues, Dirce Solis, Fabiana Helena do Rosário, Ivoni Richter Reimer, Jocelina Borges, Jocília Borges (in memorian), Josiane Borges, Karine Moraes, Magda Guadalupe, Maria Barcelos “de Exu Tranca Ruas” ( en memória), Marga Engelbrecht (en memoria) y Sebastiana Borges.

La pregunta detrás del título de este texto trae consigo una serie de preguntas y exclamaciones que parecen requerir que nos tomemos un poco de tiempo antes de empezar a entrar en nuestras propias especulaciones. En primer lugar, debemos recordar que se trata de una cuestión de hecho: hay filósofas y de hecho siempre existirán. Por mucho que el sustantivo de quien se dedica a la tarea filosófica se escriba  siempre en masculino, tal violencia gramatical marca los siglos de represión, ocultación y deshonestidad con las muchas filósofas existentes a lo largo de la Historia de la Filosofía, como lo demuestran los estudios actuales y relevantes de Ruth Hagengruber (aunque restringidos al campo occidental de la Historia de la Filosofía), creadora del Centro Europeo para el Estudio de la Mujer Filosófica y Científica de la Universidad de Paderborn2Para más información sobre el Centro y sobre las investigaciones del Prof. Hagengruber, visite el enlace https://historyofwomenphilosophers.org/ruth-hagengruber/. Por lo tanto, la primera pregunta: ¿Por qué seguimos pensando en la filosofía como una tarea filosófica masculina? Muchos autores ya denunciaron a lo largo del siglo XX -y de hechos desde mucho antes, si pensamos en la dura crítica de Olympe de Gouges3 En el mismo año que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, Olympe de Gouges escribe a Declaración de los Derechos de la Mujer y del Ciudadano. Luego, como crítica a la obra de Rousseau, Olympe escribe su Contrato Social, proponiendo la igualdad entre las parejas en el matrimonio.

Debido a sus escritos feministas y altas críticas políticas, es guillotinado en 1793. al humanismo francés- la ocultación de lo masculino (y, por extensión, de lo heterosexual, de lo cisgénero, pero también de lo occidental, de lo blanco, de las clases dominantes, etc.) detrás de la supuesta neutralidad de lo universal. Por lo tanto, nuestra primera preocupación es enfatizar fuertemente la pregunta presente en el texto, a partir de su título, para recordarnos que esta cuestión sigue siendo un tema de actualidad.

Deste modo, siendo que el grupo de personas que se dedican a la filosofía, está conformado por personas nacidas del sexo masculino o femenino, hay que recordar que dentro de ese grupo, hay personas que por haber nacido del sexo masculino, adquiere ciertos privilegios en nuestra sociedad. En este sentido, además de denunciar la universalidad y su neutralidad, es necesario señalar que la ocultación de las cuestiones de sexo y género es algo más que una cuestión epistemológica, es sobre todo una cuestión política, porque enmascara el privilegio del poder de un grupo de individuos sobre otro grupo sólo por pertenecer a un sexo biológico. Sin embargo, creemos que se necesita aún más.

Si el grupo de individuos nacidos y biológicamente determinados como "mujeres" parece ser un factor de absurda falta de privilegio en el ámbito de la filosofía4Una interesante reflexión sobre la situación actual de la realidad de la academia filosófica brasileña se encuentra en el artículo que Carla Rodrigues escribe para la Columna de la ANPOF. (http://anpof.org/portal/index.php/en/comunidade/coluna-anpof/1033-a-filosofia-brasileira-nao-e-feita-so-por-homens ). También es importante destacar, al igual que Carla Rodrigues, el estudio realizado por Carolina Araújo sobre la situación de la mujer en los programas de postgrado de filosofía en Brasil. (http://anpof.org/portal/images/Documentos/ARAUJOCarolina_Artigo_2016.pdf )., creemos que otros marcadores, como el socioeconómico, el étnico-racial y el cultural, agravan aún más este panorama en relación con la cuestión del sexo y el género.  Y es por eso, que la pregunta "¿por qué es necesario que los filósofos lean a las filósofas?, a pesar de lo fundamental, puede parecer un poco vaga. Sin embargo, esta vaguedad señala la multiplicidad de otras cuestiones que, en contraposición, se nos plantean con la simple pregunta. Además, la pregunta trae consigo un cierto imperativo dirigido a los filósofos, indicando que es necesario leer a las filósofas. Y este "deber" debe ser considerado, como pensadores de la deconstrucción que somos, bajo la lógica de la alteridad, porque no es sólo una coacción moral, en nombre de la ley o de derecho, sino una apelación ética que exige un cambio en los ejes del pensamiento, de  sí mismo para el otro.

Una última observación preliminar se refiere a la imposibilidad de responder a nuestra pregunta. La pregunta "por qué es necesario que los filósofos lean a las filósofas", por tratarse de un tema crucial , nunca puede ser respondida definitivamente, porque enfrentarse a su carácter aporético no es sólo respetarla en términos epistemológicos, sino también pensar que, en términos políticos, siempre habrá una lucha de poder y que la pregunta siempre deberá ser reformulada tratando de respetar su fuerza, su contexto y su singularidad. Y es en este sentido que nosotros, tres filósofos hombres, nos preguntamos a nosotros mismos cómo responder a la pregunta de la única manera que creemos que es posible: respetando la imposibilidad, cada uno de nosotros tratará de responder a la pregunta a nuestra manera, con un ejercicio de lectura de una o más filósofas, tratando de pensar cómo cada una, a su manera, nos ayuda a replantear la pregunta que nos guía aquí, haciéndose eco no sólo del imperativo de la urgencia, sino también del imperativo de la aporía y el respeto a la singularidad.

Gayatri Chakravorty Spivak y Nah Dove | Ilustración: Juliana Barbosa

II

La necesidad de este ensayo se debe al reconocimiento de que, en filosofía y en ciencias humanas, predominan el verbo y la escritura de los hombres, y este predominio implica el mantenimiento de un falocentrismo que excluye a las mujeres del campo del pensamiento. En este sentido, más que necesario, reconocer, aprender y leer a las filósofas es una cuestión de hacer justicia a aquellas que, durante milenios, han sido excluidas del campo filosófico. Una cuestión importante a destacar en nuestro texto, además de la consideración de la importancia y la necesidad de que las mujeres filósofas sean leídas de manera efectiva, es la de poner fin y descentralizar la opresión y la violencia de los pensamientos y prácticas fálicas y sexistas que excluyen otros tipos de conocimiento, entre ellos, los conocimientos y prácticas femeninas. No es suficiente leer y conocer a estas filósofas, sino deshacer y descentralizar nuestro machismo. Sin embargo, esta obra no pretende profundizar conceptualmente, ni desarrollar el pensamiento de estas filosofías, sino poner en evidencia estas filósofas, para que más hombres y también mujeres puedan comprender la importancia, sofisticación y poder de estas filosofías que desestabilizan los pensamientos más clásicos y (casi siempre) conservadores, los cuales, con sus diferentes estilos, enfoques de los más diversos, hacen justicia al colocarse como otras, y en algunos casos como totalmente otras, por sus caracteres transgresores, revolucionarios e inventores. No pretendemos hablar de todas las filosofías existentes y activas, algunas de las cuales han sido históricamente olvidadas. Destacaremos algunas, pero no dejamos de reconocer cuánto podemos aprender de las muchas otras, muchas de ellas clásicas de la filosofía, y que tienen su incuestionable relevancia, que han promovido una verdadera herida narcisista en el predominio patriarcal de la filosofía, como por ejemplo: Simone de Beauvoir, Hannah Arendt, Rosa Luxemburgo, Nancy Fraser, Lélia Gonzáles, Angela Davis, Marilena Chauí, Judith Butler, Dirce Solís, Beatriz Nascimento, Grada Kilomba, Helena Theodoro, Nísia Floresta, Olgaria Matos, Luísa Mahin, entre muchas otras.

En este recorrido, leer y escuchar a Djamila Ribeiro enumera preguntas y caminos a seguir en esta trayectoria por cuasi-respuestas para reflexionar sobre la relación entre racismo y sexismo. En primer lugar, acogemos  la exigencia de que todas las personas que se dedican a la filosofía analicen todas las situaciones y condiciones de opresión, como el racismo, el sexismo, el género, etc., ya sean blancos o negros, transgénero o cisgénero, mujer u hombre, no binarias o binarias, etc., sin ninguna pretensión de neutralidad en la ocupación del lugar de la palabra. Sobre todo, seamos conscientes de que todo discurso parte de un lugar, de una condición y de una situación.

Reconocer el propio lugar de expresión, y que toda singularidad humana tiene un lugar de expresión, es el paso inicial para la comprensión de las diferencias y desigualdades que caracterizan a cada persona, también para escuchar la llamada a los cambios estructurales y al compromiso en la lucha por una sociedad que acoja a todas las personas en su diversidad. Pretender reivindicar cambios estructurales en la sociedad resuena como una petición de la universidad, y este es el lugar desde el que partimos: la filosofía. Cambiar, solicitar, conmocionar la filosofía ocurre cuando se abandona la neutralidad filosófica, ya que la impersonalidad del filósofo oculta el lugar privilegiado del hombre blanco occidental. Partimos de la deconstrucción y abogamos por la crítica del concepto del hombre tal y como lo definen los filósofos occidentales, para emprender la inversión y el desplazamiento del lugar de cada uno de los pares binarios biológicamente marcados. En esta dirección, pensamos que no es suficiente que la emancipación de las mujeres negras no reconozca su diferencia en relación con las mujeres blancas y los hombres negros. Acogemos la historia de Djamila Ribeiro, y pensamos que, mediante la identificación (no como construcción de una identidad), puede hablar de la historia de muchas mujeres negras, para marcar la importancia de pensar hasta qué punto su lucha se aproxima y se aleja de la historia de las mujeres blancas y para demarcar que la categoría "mujeres" no es suficiente para satisfacer las demandas de éstas. 

La trayectoria de Djamila, orgullo de su familia, no impidió que la niña sintiera los efectos del racismo que estructural y cotidianamente caracteriza a la sociedad brasileña. Se dio cuenta de que los maestros no esperaban que ella supiera las respuestas a las preguntas dirigidas a la clase; se avergonzaba de ser citada sólo cuando la clase narraba el pasado de la esclava y alguien la señalaba como la nieta de los esclavos; escuchaba a los niños que no querían formar equipo con ella porque era "negra"; escuchaba chistes sobre el pelo y el color de la piel. Toda la situación produjo un sentimiento de inadecuación, la percepción de no pertenecer a la sociedad brasileña. Y en cuanto a la pertenencia a la sociedad brasileña, dice Djamila, en "Extranjeros en su propio país", que muchas de las singularidades brasileñas con piel blanca, pero con sólo uno de los padres blancos, pueden transitar por el país sin ser reconocidos como negros; sin embargo, si viajan a países europeos, notarán su falta de blancura -su herencia negra- y, tal vez, se darán cuenta de cuánta gente con piel negra o marrón perciben diariamente que son extranjeros en su propio país. 

Y como advierte la autora en "Los hombres blancos pueden jugar un papel protagónico en la lucha feminista y antirracista", lidera la urgencia de un nuevo paradigma que debe ser observado por los hombres blancos[destinatarios del texto] y también por las mujeres y hombres negros[lectores] que entienden la urgencia y la importancia de la unidad de todos los pueblos en la lucha contra la desigualdad. Aliarse con las mujeres negras no significa convertirlas en objeto de investigación o en contenido de los discursos, ni colocarse a sí misma como portavoz de sus reivindicaciones. La alianza que defienden las mujeres negras es la construcción de nuevas posibilidades de trayectorias, especialmente que hombres blancos, mujeres blancas y hombres negros comparten y contribuyen en la construcción de espacios y lugares liderados por mujeres negras. Que reconozcan que las mujeres negras tienen un repertorio rico y poderoso para ser compartido con todas las personas que quieran escuchar.

Y en este camino de acogida y escucha, como dice Djamila en "El feminismo negro por un nuevo marco normativo", sólo la ruptura del silencio impuesto a las mujeres negras permitirá el colapso de la subordinación que se les impone: el otro de la mujer blanca, el otro del hombre negro, el otro del hombre blanco o, en otras palabras, el totalmente otro. Y corresponde a los hombres negros que luchan contra el racismo, a las mujeres blancas que luchan contra el sexismo y a los hombres blancos que luchan contra el clasismo escuchar las voces de estas mujeres que guían la interseccionalidad de estas luchas. La unidad en la lucha por un nuevo marco regulatorio ocurre cuando se cambian las agendas y se ponen en la agenda las demandas de los que sufren más opresiones, los que saben que la autonomía de una colectividad sólo ocurrirá cuando todos y cada uno sean bienvenidos en sus diferencias, en sus "différance".

La filósofa negra Gislene dos Santos, en su libro clásico la invención del ser negro, ya nos muestra hasta qué punto, en la modernidad europea, la invención del negro apareció como reflejo de un ser que tendría que ser más originario y por tanto, puro, para servir de modelo universal, es decir, el hombre blanco europeo. Gislene deconstruye el mito del género y la raza universal. Este movimiento se encuentra en muchos autores que hacen posible pensar tanto sobre el patriarcado en la filosofía como sobre el colonialismo en el pensamiento. Por lo tanto, lo que ella y muchos otros autores nos permitirán es una verdadera transformación de un cierto tipo de pensamiento recto y rígido, que no sabe trabajar y aprender de otro tipo de pensamiento, que viene de la diferencia, de la desviación, de los extremos, de lo transversal a lo que predomina en una estructura clásica de pensamiento jerárquico.

En su ensayo ¿El subalterno puede hablar? la filósofa india Gayatri Chakravorty Spivak cuestiona el lugar del subalterno, al presentar hasta qué punto, en la historia occidental, un tipo de pensamiento predominante sometió a algunos grupos sociales y étnicos, y entre estos grupos, especialmente las mujeres, al asociar la violencia de la subalternación a la violencia epistémica generada por el pensamiento occidental, lo que Spivak denomina violencia epistémica para la filósofa negra, es un epistemicidio. Spivak, Sueli y otras revelan toda una lógica de subalternación, una como verdad históricamente establecida, pero que, de hecho, es uno de los mayores mitos jamás establecidos como verdad por el hombre blanco de Europa Occidental, su mitología blanca.

La filósofa bell hooks5Seudónimo de la escritora y activista Gloria Jean Watkins que, siguiendo el imperativo de la emasculación (como indica Derrida), exige que su nombre, bell hooks, se escriba sin letras mayúsculas. Sobre esto, ver https://blogs.stlawu.edu/evefall15/2015/11/17/bell-hooks-and-derrida/ . también se expresa en sus textos a través del desplazamiento, pero prefiere llamarlo "transgresión". En su libro Teaching to Transgress (Enseñando a transgredir), la filósofa afroamericana se presenta a sí misma como una verdadera maestra al darnos una hermosa lección de transgresión. Preocupada por la lucha antirracista, por el sexismo y por todo tipo de opresión contra las minorías, bell hooks, en un pensamiento entusiasta y poderoso, conduce al lector en este movimiento de transgresión de lo que es dado y predominante. En este sentido, bell hooks trabaja radicalmente con el desplazamiento de jerarquías, que dieron inicio, principalmente, en el aula. Preocupada por las prácticas liberadoras, bell hooks piensa como horizonte una vida libre y feliz y por ello, la autora no escatima esfuerzos por tensionar prácticas y discursos que tienen como fin la opresión.

La filósofa Nah Dove es otro filósofa que nos trae otra posibilidad de acción y pensamiento más allá del patriarcado (y más allá también de una respuesta a estos problemas limitada a la cuestión de las clases, a menudo enyesada por algunos teóricos políticos). Nah Dove promueve una crítica afrocéntrica imprimiendo una marca femenina para hacer su crítica al marxismo como único modelo de respuesta a las cuestiones políticas, que acaba produciendo algunos movimientos sexistas en su forma de percibir la realidad. Entre tantas otras que podrían ser mencionadas aquí, citamos también a la filósofa nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, que nos ofrece dos lecciones que nos parecen fundamentales: que toda persona debe ser feminista y que una sola historia provoca la exclusión de muchas otras historias y narraciones, entre ellas las de las mujeres. Ante esto, queremos convocar a otras filósofas que actúan a través del arte, promoviendo un pensamiento femenino transgresor: Leci Brandão, Carolina Maria de Jesus, Jovelina Pérola Negra, Clarice Lispector, Cecília Meireles, Tarsila do Amaral, Conceição Evaristo, Clementina de Jesus, entre muchas otras.

Estamira | Ilustración: Juliana Barbosa

III

Escribir la " conclusión " de un texto que, por regla, nunca debe ser concluido. En este sentido, sólo entonces podemos comenzar  (a terminar) presentándonos a través de las preguntas que, hoy en día, son las más apremiantes en el ámbito del pensamiento filosófico - y mostrar cuánto hemos aprendido, con las filósofas, a ensayar tales preguntas (porque sólo nos sentimos capaces de ensayar la colocación de las preguntas, sin saber si algún día tendremos la competencia -o la pretensión, que no nos gustaría tener- para poder responderlas). Por lo tanto, son dos pequeñas observaciones, y quizás la misma, con las que concluimos este texto entrelazado: la primera se refiere a lo que podríamos llamar aquí "sexualidad" o nuestra sorpresa con la supuesta "asexualidad" de la filosofía; la segunda se refiere a lo que podríamos llamar "colonialidad" o nuestra sorpresa con el supuesto carácter de "ser-sin-color" de la filosofía, y son con esas observaciones, como conclusión de este ensayo, que pararemos.

En 2014, Argentina bullía en medio del debate sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo. Lo que fue chocante en ese momento fue, frente a un silencio[absoluto] por parte de la comunidad filosófica brasileña, el compromiso de las colegas argentinas, todas asumidas como lesbianas, de defender el matrimonio gay desde un punto de vista filosófico. En Brasil, una gran amiga y gran filósofa nos obsequia un libro de otra filósofa que marcaría profundamente nuestra posición como intelectuales y nos ayudaría a iniciar tales reflexiones sobre el compromiso entre metafísica y heteronormatividad (o “cislogismo”, como hemos preferido llamarlo). Los dos nombres de estas grandes mujeres a las que nos referimos aquí son la filósofa brasileña Carla Rodrigues y la entonces filósofa catalana Beatriz Preciado.

Carla Rodrigues es talvez  la filósofa con la que más hemos aprendido y quizás la autora que más hemos leído, suscitando, además de una amistad única, un intercambio intelectual eficaz. Todo lo que sabemos, incluso hoy en día, sobre cuestiones de género, lo aprendimos directa o indirectamente con Carla. Y, como todo don digno de este nombre, es decir, cuando ni siquiera se conoce la dimensión del regalo que se ofrece, la entrada en escena del Manifiesto Contrasexual de Preciado marcaría no sólo nuestra trayectoria intelectual sino también nuestra vida. Preciado, todavía Beatriz, escribe desde el lugar de la lesbiana que emprende un intento radical de estremecer el eje de la heteronormatividad que, de diferentes maneras, se centra en todos los cuerpos -hombres y mujeres; heterosexuales, bisexuales y homosexuales; cis o transgéneros, transexuales y travestis-. Beatriz Preciado nos invita a pensar, de un solo golpe (de consolador/vibrador), la necesidad de volver a la materialidad de los cuerpos y al mismo tiempo de una crítica radical de la idea de naturaleza.

Beatriz nos enseña la fugacidad de los cuerpos y los límites endurecidos de cualquier identidad, y cómo el pensamiento debe alimentarse de estas preguntas dirigidas a nuestros cuerpos. Y no es casualidad que, años más tarde, Preciado emprendiera su mayor experimento filosófico: Text Junkie, en el que el ahora autor en transición Paul B. Preciado escribe sus impresiones filosóficas desde su autoadministración sin prescripción médica de testosterona. Preciado nos presenta así la mayor obra empírica de los últimos siglos. Una cosa importante a destacar (porque el lector podría entonces objetar la razón por la que estamos hablando aquí de un autor que es, hoy en día, un hombre trans) es que Paul B. Preciado, en su crítica radical de las identidades, siendo el primer filósofo trans, defiende que, aunque su desempeño corporal es masculino, le gustaría que se le llamara "filósofa" cuando se refiere a su obra, para marcar la diferencia sexual y mostrar que ser llamada "filósofa" es todavía y sobre todo una cuestión política. 

Y es con la filósofa Estamira que cerramos este texto, dejándola hablar - ella, mujer, pobre, negra, paciente psiquiátrica, que muestra lo mucho que nosotros, los hombres, blancos o negros, cis o trans, heterosexuales u homosexuales, todavía tenemos que aprender (y mucho) de estos cuerpos que aparentemente sólo tienen un punto diferencial, el sexo biológico, pero que nos presentan una experiencia filosófica marcada con el género femenino que, tal vez sólo éste, puede abrir la filosofía a tantas otras diferencias a punto de que un día pueda convertirse en un campo de conocimiento abierto a las singularidades, plural y efectivamente democrático. Este es nuestro deseo y la tarea que asumimos, los que aquí firmamos este texto y que, sentados juntos, oímos resonar la voz de Estamira, que dice:

"Mi misión, además de ser Estamira, es revelar la verdad, sólo la verdad. Ya sea una mentira, ya sea capturar la mentira y arrojar en la cara, o enseñarles a mostrar lo que no saben, a los inocentes.... Yo, Estamira, soy la visión de cada uno. Nadie puede vivir sin mí. Nadie puede vivir sin Estamira. Y me siento orgullo y tristeza por ello.” 6Estamira: fragmentos de um mundo em abismo. São Paulo: n -1. 2013, págs. 10 e 15.


 

ADICHIE, Chimamanda Ngozi. Para educar crianças feministas: um manifesto. São Paulo: Companhia das Letras, 2017.

_______. Sejamos todos feministas. Tradução: Christina Baum. São Paulo: Companhia das Letras, 2014.

_______. The danger of a single story. Disponível em: https://www.ted.com/talks/chimamanda_adichie_the_danger_of_a_single_story?language=pt-br Acesso em: 14/11/2018.

CARNEIRO, Sueli. A construção do outro como não-ser como fundamento do ser. Tese de doutorado apresentada ao Programa de Pós-graduação em Educação da Universidade de São Paulo, 2005.

DOVE, Nah. Mulherisma africana: uma teoria afrocentrica. Tradução de Wellington Agudá. Jornal de Estudos Negros, vol. 28, nº 5, maio de 1998.

GONZALES, Lelia. “Racismo e sexismo na cultura brasileira.” In: SILVA, Luiz Antônio Machado et alii. Movimentos sociais urbanos, minorias étnicas e outros estudos. Brasília, ANPOCS, 1983.

hooks, bell. Ensinando a transgredir: a educação como prática da liberdade. Tradução de Marcelo Brandão Cipolla. São Paulo: Martins Fontes, 2013.

PRADO, Marcos. Estamira: fragmentos de um mundo em abismo. São Paulo: n -1. 2013.

PRECIADO, Beatriz. Manifesto contrassexual. Tradução de Maria Paula Gurgel Ribeiro. São Paulo: n-1 edições, 2014.

________. Texto Junkie. Tradução de Maria Paula Gurgel Ribeiro. São Paulo: n-1 edições, 2018.

RATTS, Alex. Eu sou atlântica sobre a trajetória de vida de Beatriz Nascimento. São Paulo: Instituto Kuanza; Imprensa Oficial do Estado de São paulo, 2006.

RIBEIRO, Djamila. O que é lugar de fala? Belo Horizonte: Letramento: Justificando, 2017.

_______. Quem tem medo do feminismo negro? São Paulo: Companhia das Letras, 2018.

SANTOS, Gislene. A invenção do ser negro. São Paulo: Pallas, 2005.

SPIVAK, Gayatri Chakravorty. Pode o subalterno falar? Tradução de Sandra Regina Goulart Almeida, Marcos Pereira Feitosa e André Pereira Feitosa. Belo Horizonte: UFMG, 2010.

Fábio Borges do Rosário | Brasil |

Investigador del Instituto Maria e João Aleixo (IMJA). Profesor en Seeduc-RJ. Maestría en Filosofía y Enseñanza por Cefet-RJ.

professorfilosofiafabio@gmail.com

Marcelo José Derzi Moraes | Brazil |

Profesor de la Universidad Estatal de Río de Janeiro. Profesor en Seeduc-RJ. Doctor en Filosofía por la Universidad Estatal de Río de Janeiro

Rafael Haddock-Lobo | Brasil |

 Profesor de la Universidad Federal de Río de Janeiro. Doctor en Filosofía por la PUC-RJ

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