Democratizando el cuerpo y la política - Perspectivas transexuales y periféricas sobre democracia y dictaduras
Gilmara Cunha
Graham McGeoch
| Brasil |
diciembre de 2018
traducido por Sol Ahumada
Una conversación entre un teólogo y una mujer transexual que se conocieron en Maré
Graham - La democracia es frágil y debe ser construida cotidianamente. No hablamos de la democracia representativa, que frecuentemente representa élites financieras, centros de poder y cuerpos heterosexuales. Hablamos de una democracia participativa, o “democracia insurgente”, empleando la frase de James Holston. Una democracia insurgente parte de las voces no representadas. Ella parte de las “zonas de abandono” (utilizando el concepto de Iván Petrella) y articula estrategias, resistencias e innovaciones. La democracia insurgente no es una democracia totalitaria (así es, las democracias pueden ser dictatoriales en cuestiones de cuerpo y política), pero es una democracia de periferias, que problematiza e invita a trascender la democracia representativa de las elites, de los centros y de los heterosexuales.
Gilmara - soy una mujer transexual de la favela, y tengo sueños.
Me llamo Gilmara Cunha, vivo en el conjunto de favelas de Maré. Tengo 33 años y soy especialista en temática LGBT de Favelas. Nacida en el Hospital General de Bonsucesso, hija de una madre maravillosa, que trabaja con servicios generales y viene de una familia humilde. Vivo en Maré, desde que nací.
La vida comenzó, realmente para mí, a los 14 años, cuando tuve que trabajar vendiendo comida con una vecina en la feria de São Cristóvão, lo que continué haciendo hasta mis 19 años, sin tener la posibilidad de estudiar.
A los 20 años, inicié mi trayectoria en el movimiento social LGBT, y vengo luchando para mejorar la vida de nuestra población LGBT en las Favelas. Fui la primera transexual que recibió la medalla Tiradentes -la más alta honra fluminense- concedida por la Asamblea Legislativa del Estado de Rio de Janeiro (Alerj), por los servicios prestados a la comunidad. También fui Consejera Nacional de la Juventud.
Estudié en los cursos preparatorio y pré-vestibular1NT: Pré-vestibular: es un curso preparatorio realizado por los estudiantes brasileños que van a realizar el examen Vestibular, el cual es utilizado para evaluar la calidad de sus estudios secundarios y su resultado determina el acceso a las Universidades de Brasil. de Redes de Desenvolvimento da Maré, y todo lo que tengo hoy fue conquistado con mucho esfuerzo y lucha. Con mucha dificultad estoy aquí “resistiendo para existir”, porque mi sueño es poder finalizar una carrera, ya que ser una mujer transexual, habitante de una favela y estar en la Universidad es motivo de orgullo. Quiero ser una mujer formada, capaz de ayudar, aún más, a vencer el cáncer de la sociedad llamado prejuicio. Quiero transformar la realidad de mi comunidad, por eso volví a estudiar y a realizar mi sueño de ser universitaria, negra, pobre y trans.
Graham - En Brasil, como en otros países, la herramienta preferida para la construcción de la democracia representativa son los derechos humanos. El movimiento “diretas já” [directas ya], contra la dictadura, se posicionó en un discurso de derechos humanos. Y en un Brasil re-democratizado, en general, los derechos humanos condujeron las luchas de las periferias olvidadas en sus “zonas de abandono”. La democratización del cuerpo y la política brasileña, en verdad, se da a través de las conquistas, luchas y batallas de los movimientos sociales (LGBTI+ y otros) en diálogo -resistencia e innovación- con espacios democráticos totalitarios. Así, la “zona de abandono” es también zona de radicalización de la insurgencia democrática de cuerpos y de la política.
Gilmara - tenemos la misión de pensar las periferias en la perspectiva de la democracia y cuerpos movilizados.
Conexión G nace con la misión de pensar un proyecto a largo plazo para Maré y otras favelas. Sus ejes conceptuales son las perspectivas de derechos humanos y la promoción de la salud de la población en el espacio comunitario. Consciente de la necesidad de movilizar un número significativo de personas para esa inmensa tarea, Conexión G, como el propio nombre lo expresa, busca visibilizar una acción colectiva y articulada para construir un proyecto con fuerte capacidad de impacto; teniendo como objetivo contribuir con la reducción de la baja autoestima de la población trans, siempre guiados por el deseo de transformar la realidad local y de otras favelas. El grupo conexión G actúa en función de garantizar y promover Ciudadanía y Derechos Humanos a la población LGBT que vive en las favelas y otros espacios populares, sobre todo en la ciudad de Rio de Janeiro. Con sede en la favela Nova Holanda, Maré, el proyecto Conexión surgió en el marco de una iniciativa desarrollada junto con el Instituto Promundo, llamada Jóvenes por la equidad de Género, que trabajaba la temática en ambientes de trabajo (interferencias, desigualdades, etc). La organización direcciona su trabajo a la población LGBT, combinando elementos innovadores y relevantes en el contexto del trabajo de prevención de IST/HIV y promoción de Derechos Humanos; habiendo sido fundada, direccionada y gestionada por/para el público LGBT joven con el objetivo de incidir en políticas públicas de promoción de ciudadanía, igualdad de derechos y respeto de la diversidad sexual.
El grupo conexión G formó parte del consejo nacional de la juventud, levantando la bandera de la población LGBT de las favelas, lo que hizo necesario la creación de espacios de diálogo para esa juventud que vive al margen de la sociedad. En el ámbito del grupo Conexión G, hay un grupo formado por jóvenes LGBTI’s que discute la cuestión de la violencia, desigualdad de género, racismo, seguridad pública y otros temas transversales vividos en lo cotidiano por esta población, marcada para morir en los territorios de favelas. O sea, temas como racismo y exterminio de la juventud contribuyeron para la existencia de este trabajo, cómo se configura el sentido de su existencia y movilización en Rio de Janeiro y otras ciudades y estados del país, buscando promover la cultura de paz y garantía de derechos.
Graham - la democracia totalitaria mata personas trans.
No tienen derecho de existir, soñar, incorporar vivencias que desestabilizan elites, centros y heteros. Los cuerpos trans se unen en las zonas de abandono y gritan contra las fuerzas de seguridad (democráticas), los derechos humanos heteros (democráticos), y llaman a una democracia insurgente e indecente (utilizando el concepto de Marcella Althaus -Reid).
Gilmara – Mi cuerpo es político y envuelve cambios políticos.
Sí, porque todas mis acciones envuelven alguna forma de cambio en la política, puedo considerar que mi cuerpo es político desde que nací. La edad mínima de vida para el segmento trans es de 30 años. Hoy tengo 33 años, superé la estadística y continúo en la lucha por un país más inclusivo.
Pero no veo conquistas políticas, ya que, hablo desde un lugar donde no tenemos ninguna política pública LGLTBqi+. El desafío es EXISTIR con el retroceso de la política y con el aumento de los asesinatos en nuestra población trans. No puedo ver un escenario favorable para nuestro segmento, por lo tanto, creo que la única forma de participación es en las urnas y en la lucha cotidiana. Entiendo que nosotrxs, población trans, debemos estar dentro de las casas que construyen políticas para nuestra población.