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¿Podrá instaurar un “nuevo” Pakistán el nuevo primer ministro Imran Khan?

Abdullah Yusuf
Alamgir Khan
Rhiannon Dempsey

| Pakistán |

traducido por Catalina Estrada

La historia democrática de Pakistán es, como mínimo, turbulenta. Los primeros intentos de democracia tras la independencia de Pakistán en 1947 se produjeron en un momento de temor de la acción militar de la India dentro de Pakistán y durante la bipolarización global de la Guerra Fría. Estas circunstancias llevaron a que Pakistán y los Estados Unidos invirtieran importantes recursos en el ejército pakistaní. Como consecuencia, el ejército creció rápidamente mientras que las instituciones civiles fueron quedando atrás. Como respuesta a esto, y debido al miedo de que se produjeran fracturas dentro de la sociedad civil que estaba siendo manipulada por actores extranjeros, Pakistán eligió un enfoque centralizado respecto a su política. Estos acontecimientos, combinados con períodos de gobierno militar directo y la influencia islamista, abrieron el camino al escenario actual de desigualdad política y social de Pakistán, sin mencionar la inherente debilidad democrática y constitucional presente hoy en día. Aunque estas diferencias tan arraigadas perjudican a casi todos los ciudadanos pakistaníes, los grupos minoritarios son sin dudas los más marginalizados.

Los grupos minoritarios representan menos del 5% de la población y se estima que los musulmanes conforman entre el 95 y 97% de la población total pakistaní. El padre fundador de Pakistán, Muhammad Ali Jinnah, expresó su visión de un Pakistán tolerante que luchaba por la igualdad de todos sus ciudadanos en su famoso discurso del 11 de agosto de 1947. Sin embargo, esta visión aún no se hizo realidad. A medida que el Estado se mueve poco a poco hacia el islamismo en su retórica como un intento de darle legitimidad a su gobierno, y a medida que grupos islámicos extremistas ganan terreno, la marginalización y discriminación de grupos minoritarios solo parece aumentar.

Aunque la situación parezca desalentadora para los derechos de las minorías en Pakistán, ha aparecido una luz de esperanza. En agosto de este año, Imran Khan, estrella de críquet devenido en político, tomó posesión como el 22º primer ministro de Pakistán, casi 22 años después de que esta leyenda del críquet entrara en la política, y prometió una nueva era de responsabilidad y prosperidad: prometió cortar los gastos públicos, luchar contra la corrupción y trabajar para terminar con la pobreza. Su partido, Pakistán Tehreek-e-Insaf (PTI), obtuvo 119 bancas de las 270 que se disputaban en la Asamblea Nacional (AN). Aunque no alcanzó una mayoría absoluta, logró formar una coalición por medio de alianzas con partidos pequeños.

Visión, sabiduría y liderazgo en primera línea: estos eran los atributos de Imran Khan como jugador de críquet cuando llevó a la selección pakistaní a obtener su primera victoria en la Copa Mundial de 1992. Pero la política de Pakistán no es como el críquet. Es mucho más complicada y difícil, especialmente porque la historia política del país ha sido testigo de permanentes gobiernos dinásticos y militares desde la década de los cincuenta.

¿Podrá el Primer Ministro unir al país y luchar contra los males políticos y sociales tan arraigados? Obviamente, no existen soluciones sencillas para problemas complejos, como el exorbitante déficit comercial, equilibrar las prioridades competitivas de política exterior y, especialmente, frenar la discriminación contra minorías religiosas.

La política de regeneración y el surgimiento de Imran Khan

 Cuando estaba estableciendo su partido en 1996, Khan fue objeto de burla porque muchos pensaban que nunca lograría abrirse paso en el fuerte sistema bipartidista de Pakistán. El control de la Liga Musulmana de Pakistán (conocida como Nawaz - PML-N) sobre la mayor provincia, Panyab, y el Partido del Pueblo Pakistaní (PPP), que controla la segunda mayor provincia, Sindh, dificultaron que Khan pudiera poner fin al sistema bipartidario. En las elecciones generales de 2013, el partido de Khan solo consiguió 33 bancas en la Asamblea, pero logró establecer un gobierno provincial en Khyber Pakhtunkhwa (KP), provincia del noroeste del país. Naturalmente, la vieja guardia pakistaní del PML-N y del PPP pensó que Imran Khan fracasaría en KP y, por lo tanto, su futuro político estaría en peligro. Al contrario de lo que pensaban sus opositores políticos, el gobierno liderado por su partido convirtió a la provincia en un modelo para todo el país. A diferencia de sus antecesores, el partido de Khan realizó algunas reformas de gobernanza tangibles, que contribuyeron en gran medida a ganar popularidad en la provincia y en todo el país durante la fase previa a las elecciones generales de 2018.

Desde 2013, el PTI está a la vanguardia del desarrollo en KP, mediante alianzas con ONG, representantes de empresas sociales, el sector privado y agencias internacionales de desarrollo. Por ejemplo, por primera vez en la historia del país, el gobierno liderado por el PTI en KP aprobó un decreto policial (KPPO 2016) que le daba facultades legales al Inspector General de la policía para resistirse a cualquier tipo de interferencia política del gobierno de turno. Este fue un avance importante en un país como Pakistán donde la policía es utilizada para la opresión política. Las otras provincias, incluida Sindh (gobernada por el PPP), no lograron reformar el sistema policial aun después de repetidos pedidos por parte del departamento de policía. El jefe provincial de Sindh, AD Khawaja, al criticar las viejas leyes, dijo: “si la sociedad espera que luchemos contra los crímenes del siglo XXI, ¿por qué estamos usando leyes de 1861?” (en referencia a la ley de 1861 aprobada por el gobierno colonial británico para convertir a la policía en una “fuerza” y no en un “servicio”). La reducción de la interferencia política en KP contribuyó a que la policía sea una institución más profesional y capaz de lidiar eficazmente con el terrorismo.

En el sector de la salud, el gobierno liderado por el PTI de Imran Khan también introdujo reformas como el programa de seguro Sehat Sahulat, que dará cobertura al 70% de la población de la provincia. El seguro permite que una familia utilice hasta Rs. 540.000 para tratamientos de salud en cualquier hospital público o privado de la provincia. Además, el gobierno también se preocupó por garantizar la presencia de médicos en las zonas rurales más remotas con la intención de mejorar la administración de los grandes hospitales de la capital provincial. Un estudio reciente realizado por Herald en 2018, que analiza la situación de la asistencia sanitaria en Pakistán, mostró que en la provincia de Sindh solo el 48% de los entrevistados calificó a la salud de la provincia como regular y otro 48% por debajo de la media o mala. Solo un 7% la calificó por encima de la media o excelente. Por otro lado, en KP el 54% de los entrevistados calificó a los servicios de salud de la provincia como regulares, el 18% por debajo de la media y el 26% por encima de la media o excelente. Es importante destacar que, cuando se realizó el estudio, el PPP había estado en el poder de Sindh los últimos cinco mandatos, mientras que el PTI recién terminaba su primer mandato en KP. El gobierno provincial de Imran Khan también introdujo cambios significativos en el sector de la educación. Hace poco, el gobierno de KP reconstruyó escuelas que habían sido destruidas por islamistas radicales. Recordemos que Malala Yousafzai, Premio Nobel de la Paz y activista de los derechos de la mujer de Pakistán, nació en la provincia de KP, donde se opuso a los intentos del régimen talibán de prohibir la asistencia a la escuela de las niñas. Además, el PTI contrató unos 40.000 docentes a través del National Testing Service (NTS). Según un estudio realizado en 2017 para analizar la infraestructura de las escuelas públicas del país, KP mostró una importante mejora y sigue estando por encima de otras provincias.

El problema del cambio climático en Pakistán

El año pasado, Neil Buhne, Coordinador Residente de la ONU y Representante Residente del PNUD en Pakistán, dijo que si el mundo no controla el cambio climático, Pakistán está entre los seis países más perjudicados. Obviamente, Pakistán como país debe reducir su vulnerabilidad al cambio climático. El gobierno de KP liderado por el PTI puso atención a este asunto, especialmente para revertir la creciente deforestación de la provincia. Se inició el proyecto de plantación de mil millones de árboles para ayudar a enfrentar los problemas ambientales actuales. El proyecto superó al Desafío de Bonn a través de la recuperación de árboles en 350.000 hectáreas de áreas forestales degradadas. El gobierno provincial aseguró que el proyecto ayudará a reducir los impactos del cambio climático y además generará empleos verdes, y que ese modelo puede replicarse en todo el país. “La iniciativa Billion Tree Tsunami es un caso exitoso de conservación, que demuestra el papel predominante de Pakistán en la iniciativa de reforestación y el compromiso constante con el Desafío de Bonn”, afirmó Inger Anderson, Director General de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN, por sus siglas en inglés). La exitosa plantación de mil millones de árboles fue un gran logro por parte del gobierno de KP. A diferencia de KP, el gobierno de la provincia de Sindh también comenzó una iniciativa de plantación de manglar, pero la deforestación continuó en la provincia acompañada de la invasión de 145.000 acres de zona de bosques por parte de los poderosos líderes tribales.

¿Imran Khan está poniendo fin al ciclo de gobiernos dinásticos y militares?     

A diferencia del partido PTI, tanto el PPP como el PML-N están fuertemente dominados por dinastías. Los líderes de estos partidos ya están enfrentando importantes acusaciones por corrupción. El PML-N está liderado por Nawaz Sharif (ex primer ministro pakistaní, que ahora está preso tras haber sido condenado en la filtración de los Panama Papers) y su hermano Shahbaz Sharif (actual líder de la oposición). El hijo de Shahbaz Sharif, Hamza Shahbaz, lidera el partido en Panyab. El PPP está liderado por Asif Zardari (esposo de la fallecida primera ministra Benazi Bhutto) y su hijo Bilawal Bhutto. La ventaja que tiene Imran Khan respecto a sus rivales es que no tiene familiares y amigos en el partido y critica duramente el carácter de liderazgo familiar del PPP y el PML-N, factor que influyó al núcleo de votos de ambos partidos. Imran Khan prometió una rigurosa rendición de cuentas, luchar contra la corrupción, reformar el sistema de gobernanza y fortalecer el parlamento, promesas que aún deben ser cumplidas; pero que si las cumple, sin dudas Khan abrirá el camino hacia un nuevo Pakistán. Los críticos se preguntan si podrá realizar reformas con su equipo inexperto y si su gobierno logrará una política exterior independiente ante la presencia de un ejército fuerte. Recordemos que su gobierno provincial pasó por los mismos problemas, pero logró implementar en gran medida la reforma prometida. El éxito para lidiar con un ejército poderoso depende del éxito de las reformas de gobierno. Si logra realizar reformas y fortalecer el parlamento, el papel del ejército se reducirá considerablemente.

La protección de las minorías: el talón de Aquiles de Pakistán

Un área particular contra la que Pakistán siempre está luchando es la falta de oportunidades para las minorías religiosas. A pesar de que Imran Khan dio su palabra que continuaría el legado de Mohammad Ali Jinnah, el padre fundador de Pakistán, ese legado implica que todos los ciudadanos pakistaníes —independientemente de su casta, raza y religión— tendrán los mismos derechos de libertad, igualdad y justicia. Sin embargo, el propio gobierno provincial de Khan fue criticado por fracasar en la inclusión de mujeres o miembros de alguna minoría religiosa dentro del gabinete de la provincia. Aquí es donde la ambición se enfrenta con la realidad. Esto quiere decir que la visión igualitaria de Khan de un “Naya (Nuevo) Pakistán” podría desaparecer si continúa por el mismo camino de las prácticas antiminorías, como la intolerancia. Dado que Pakistán ya creó el marco legal contra minorías con sus leyes antiminorías, empezando con la ley anti-Ahmadi, Imran Khan tiene que ser realista sobre la real posibilidad de lograr rápidos cambios respecto a los derechos de las minorías en Pakistán. La mezcla de política y religión ya demostró ser escandalosa en el sistema de gobierno pakistaní. Por ejemplo, según Human Rights Watch, al menos 19 personas estuvieron en el corredor de la muerte en 2017 después de haber sido condenadas sobre la base de la ley contra la blasfemia de Pakistán y cientos de personas fueron detenidas en cárceles mientras esperaban su sentencia, entre ellas Aasia Bibi (una mujer cristiana pakistaní), la primer mujer ejecutada por blasfemia.

Otra de las promesas de campaña de Imran Khan para las elecciones generales fue libertad y diversidad religiosa e igualdad de oportunidades y derechos para minorías para garantizar una vida digna. Khan, al ser una persona que nunca ocupó cargos ejecutivos en el gobierno federal, pronto se dará cuenta de que esas promesas no son tan fáciles de cumplir frente a las cláusulas religiosas constitucionalmente arraigadas del país, que casi no ofrecen ningún tipo de protección a cristianos, hindúes, ahmadíes y otras minorías religiosas.

 Consideraciones finales

El partido de Imran Khan, el PTI, no obtuvo suficientes bancas como para formar un gobierno mayoritario. Como consecuencia, Khan se ocupó de establecer una coalición de gobierno. La comunidad internacional, particularmente inversores y organismos donantes, han estado esperando un gobierno capaz de tomar decisiones firmes. Aunque el gobierno de Imran Khan no tenga los estigmas y controversias de los gobiernos anteriores, aún está por verse si el flamante Primer Ministro pakistaní podrá trabajar junto con sus aliados del gobierno para sacar al país de los males sociales que están arraigados hace décadas, como los problemas de los derechos de las minorías.

La esperanza que Imran Khan genera respecto al cambio del escenario político pakistaní también se contrasta con los intentos de las comunidades minoritarias de ayudarse. Algunas de las comunidades marginalizadas han creado sus propias asociaciones y consejos, como Pakistan Hindu Panchayat y Pakistan Hindu Council, para intentar proteger sus derechos, poder expresar sus quejas y ayudar a crear un sentido de identidad y unión dentro de las propias comunidades. Estas iniciativas ayudan a crear un espacio para que las minorías sobrevivan ante un escenario social y político difícil e intolerante, pero son solo una pequeña gota de agua en el océano y es poco probable que puedan generar cambios de impacto y largo plazo sin un importante apoyo en el ámbito político. Si Imran Khan logra cumplir sus promesas y trabajar con sus aliados del gobierno para dar lugar a una nueva era de la política pakistaní, entonces podría estar comenzando un nuevo amanecer para los derechos de los grupos minoritarios de Pakistán.


Abdullah Yusuf | Pakistán |

Profesor de Política, Universidad de Dundee

m.a.yusuf@dundee.ac.uk.

Alamgir Khan | Pakistán |

Becario de investigación de posgrado, Relaciones Internacionales, Universidad de Dundee

Rhiannon Dempsey | Pakistán |

Investigador de estudios de Seguridad Internacional, Universidad de Dundee.

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