El fútbol en la construcción de nuevos caminos para los jóvenes haitianos

Desde 2007, la organización de la sociedad civil Viva Rio administraba la casa Kay Nou  — o nuestra/su casa, en criollo — en un espacio en la comunidad de Bel'Air, en la capital, Puerto Príncipe. Allí se realizaron proyectos vinculados a la sostenibilidad, la capoeira y el desarrollo artístico, entre otros. En 2009, la organización creó el club de fútbol Academia Pérolas Negras (APN). Sin embargo, no fue sino hasta 2011, tras el terremoto de Puerto Príncipe, que el proyecto se materializó. El sismo alcanzó los 7,3 grados en la escala de Richter y se calcula que mató entre 100.000 y 300.000 personas, dejando a más de un millón de damnificados haitianos. Muchos de ellos se dirigieron a Kay Nou en busca de refugio. La casa redireccionó sus esfuerzos para ayudar a más de 2.000 familias que pasaron meses viviendo en Kay Nou. Las actividades artísticas y deportivas se replantearon como herramientas que pudieran contribuir a la salud mental de los refugiados.

Después de la fundación en Haití, en 2016 se creó en Brasil un segundo Centro de Formación dedicado al deporte y la educación, dirigido a refugiados y a jóvenes en situación de vulnerabilidad. La APN fue inscrita en la Federación de Fútbol del Estado de Río de Janeiro (FFERJ) en 2017 y ganó el título de la Serie C de Río de Janeiro en su primer año, y ascendió a la Serie B2 al año siguiente. Desde entonces, el equipo ha ido mejorando su actuación y su posición en el sistema futbolístico nacional. La creación de un sistema nacional de formación de atletas, por ejemplo, hoy no sólo atiende a los haitianos, también participan otras personas, sobre todo refugiados. El proyecto está evolucionando hacia una red internacional de entrenamiento integrado, con un eje central en Resende e Itatiaia, en el valle del Paraíba, en el estado de Río de Janeiro.

El trabajo de formación de las Pérolas Negras

Más que un equipo de fútbol, Pérolas Negras es un centro de formación de personas que funciona como una red de acogimiento, educación y convivencia que permite a las personas que pasan por el club, aunque estén desperdigadas por ciudades y países, mantener un vínculo regular y cotidiano.

Los jóvenes haitianos, especialmente de comunidades como Bel Air, Cité Soleil, Canaan, entre otras, enfrentan condición de  empobrecimiento en territorios que figuran entre los grupos urbanos socioeconómicamente más vulnerables del planeta. Estos lugares tienen una economía informal, donde el trabajo lícito es poco común. En Haití, como en Brasil, los jóvenes constituyen el segmento más afectado por el desempleo y la informalidad en el mundo laboral.

La Academia Pérolas Negras opera en este contexto. Trabaja en comunidades enfocadas en la adolescencia y la juventud. En el fútbol, busca jóvenes con talento y aptitudes para someterse a la disciplina y exigencias de un entrenamiento de excelencia que les abra oportunidades de trabajo profesional. La APN es, por tanto, un espacio de formación y un puente hacia el mercado del fútbol. Aunque no todos los miembros de la APN   se convierten en atletas de éxito y alto nivel, su formación les abre otras posibilidades. Casi todos los miembros y exmiembros tienen trabajos regulares y, a pesar de ser aún muy jóvenes, ya pueden ayudar a sus familias.

Un número importante de haitianos de la APN ha logrado emigrar y encontrar trabajo en otros países: el 18% de los haitianos que han pasado por la organización, en Haití y/o Brasil, hasta 2019 han logrado emigrar y trabajar en el extranjero, casi siempre en el mundo del fútbol. La lista de países es importante no solo por el número, sino también por su relevancia en el mundo del fútbol profesional.

La disciplina de la formación deportiva, los valores que rigen el deporte de alto rendimiento, las condiciones de vida en Pérolas Negras, el énfasis en la educación para la vida, la calidad técnica de los entrenadores, todo ello abre un extraordinario abanico de oportunidades para los atletas. El talento combinado con la disciplina y los valores deportivos crean un amplio círculo de jóvenes promesas que hacen honor al nombre de "Pérolas Negras".

La educación es una parte fundamental de la filosofía de trabajo de la Academia Pérolas Negras. Se manifiesta en programas de refuerzo y aceleración escolar, aprendizaje de idiomas, nuevas tecnologías, resolución pacífica de problemas y conflictos, entre otras actividades. También se manifiesta en el estímulo constante a la participación en la enseñanza pública regular y a la continuación hacia niveles superiores de estudio. Las asociaciones con universidades y centros de formación técnica abren oportunidades para los graduados de la organización. Nada de esto es fácil, ya que los estudios y las competiciones son intensas.

La experiencia vivida por la Academia Pérolas Negras revela que invertir en el deporte, como hace la organización, permite una rápida progresión del público al que atiende. Incluso antes de cumplir los 20 años, los jóvenes ya están en condiciones de ayudar a sus familias. Este es, de hecho, un objetivo central en la narrativa de los jóvenes desde que entran en la Academia. Las remesas mensuales, a pesar de ser modestas, comienzan desde el primer mes de actividades remuneradas por una beca o un empleo. Son módicas, pero relevantes en un contexto de una gran fragilidad económica.

A diferencia de la mayoría de sus paisanos, los jóvenes de la APN disfrutan de una beca o de un trabajo fijo. Cuentan con vivienda, dieta equilibrada, atención médica y un programa de desarrollo físico, según el perfil y las funciones de cada uno. También tienen entrenamiento táctico y estratégico, educación ampliada, incluido el aprendizaje de idiomas y nuevas tecnologías de comunicación; campeonatos que les llevan más allá de sus comunidades, ciudades y países, exposición a retos semanales, experiencia en profundidad de cómo afrontar victorias, derrotas y empates, el protagonismo, el aplauso y la crítica pública.

La formación de las Pérolas Negras es una aventura que transforma radicalmente la vida de estos muchachos y muchachas.  Es más, paralelamente a la experiencia, toman conciencia de que tienen que prepararse para otra etapa de su vida, más allá de su juventud.  Como sabemos, la carrera de un deportista difícilmente llega a los 40 años. De toda la información aquí recabada, es satisfactorio constatar que el 92% de nuestros graduados decidieron y encontraron los medios para seguir estudiando.

Las Pérolas Negras se convierten en una referencia de vida en sus comunidades de origen que tienen acceso a ellos a través de las redes sociales. Más allá de los números, muestran imágenes e historias que se difunden por todo el mundo.

APN en el Foro Mundial de Refugiados de Ginebra

En diciembre de 2019, miembros de la Academia Pérolas Negras viajaron a Ginebra para participar en el Primer Foro Mundial sobre Refugiados, organizado por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Cinco atletas representaron a la APN en el foro: Ahmad y Hafith, sirios, y Badio, Basquin y Tijô, haitianos. Además de los jugadores, la delegación estaba formada por el presidente de la APN, Rubem Cesar Fernandes, y el director de publicidad André D'Ávila. 

El foro debatió la situación de los refugiados y las migraciones provocadas por las crisis, incluidas las económicas. Fue una convocatoria inédita para que los Estados miembros de la ONU debatieran esta temática. Uno de los focos del evento fue la concepción del deporte como instrumento de integración de la población refugiada. Las Pérolas Negras participaron en el acto inaugural del Foro. 

La APN se convirtió en una importante referencia mundial por ser la primera con atletas refugiados autorizados a pertenecer a una federación y jugar como profesionales. En el Foro, las Perlas Negras reiteraron y sirvieron de ejemplo de cómo el deporte es una poderosa herramienta de inclusión. La APN pasó una semana en Ginebra. Una vez aclimatados al invierno europeo, los atletas participaron en las actividades previstas. Grabaron un reportaje para Rede Globo (Brasil) y disputaron un campeonato de fútbol el 16 de diciembre con diversos beneficiarios de proyectos internacionales que trabajan con el deporte para refugiados. Se formaron seis equipos, con nueve miembros cada uno, sin división por sexo ni nacionalidad. El campeonato se celebró en un solo día, lo que no restó fuerza al acontecimiento. Una jugadora afgana celebró el gol de un jugador haitiano contra un equipo de sirios y palestinos. Con este recuerdo nos quedamos de lo que fue un encuentro que celebraba la inclusión y el respeto por los migrantes y refugiados de todo el mundo.