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periferias 9 | Justicia y derechos en migraciones Sur-Sur

foto: Abhishek Basu

"Más allá de la semántica de los derechos humanos: desafíos de la migración"

Entrevista a Pia Oberoi, Asesora Principal sobre Migración y Derechos Humanos para la Región Asia-Pacífico del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos

por Daniel Martins y Felipe Moulin

octubre de 2023

traducido por Ana Rivas

En los últimos años, Asia ha experimentado un aumento exponencial de la migración a lo largo de un vasto territorio, sumado a las complejidades culturales, étnicas, políticas, religiosas y económicas. ¿Cómo los flujos migratorios dentro de Asia están remodelando nuestra comprensión y enfoque sobre la migración?

Pia Oberoi:  Cuando observamos Asia-Pacífico, a veces es difícil delimitar dónde comienza y dónde termina. Al menos el 50% de la población mundial vive en esa región. En cierto modo, no es sorprendente que esa población constituya la mayoría de los migrantes internacionales que vemos. Gran parte de los asiáticos se quedan dentro de la región. Esto también es típico, ya que sabemos que la mayoría de las migraciones ocurren dentro de las localidades que ofrecen recursos para las personas viajar. Los asiáticos por lo general viajan a países y regiones vecinas, o más lejos, dependiendo de sus recursos.

Al menos el 50% de la población mundial vive en esa región. En cierto modo, no es sorprendente que esa población constituya la mayoría de los migrantes internacionales que vemos

Es interesante observar la cantidad de asiáticos que están viajando a otros continentes. Europa siempre ha sido parte de esa jornada, y hubo un punto en los últimos tres años en el que los bangladesíes conformaron la gran mayoría de los que atravesaron el Mediterráneo central, desde Libia hasta Italia, y algunos de ellos llegaron más lejos. Esto demuestra la capacidad de las personas para encontrar recursos, porque para viajar de Bangladesh a Libia, China o el Tapón del Darién, se necesitan recursos. 

Acabo de leer un informe sobre los rohingyas, grupo minoritario musulmán apátrida en Myanmar, que muestra el número de nacionalidades asiáticas representadas en este movimiento. Por supuesto, en los movimientos en el norte de Asia Central, no son mayoría, pero están allí, y también en otros caminos precarios, imagino. 

Parte de eso, obviamente, se debe a largos caminos bien establecidos. Se puede hablar de intermediarios, en el contexto de la contratación de los mismos, pero podemos ver a los contrabandistas y agentes creando vías para que la gente se desplace. Este escenario representa un número sustancial de los movimientos que vemos en Asia, incluso dentro de la región. Es complejo, pero también representa un microcosmos de lo que vemos en otras regiones. 

Si pensamos por qué las personas se desplazan en todas las partes del mundo, observamos que la mayoría de la gente se muda para encontrar trabajo, porque, por supuesto, así es como logran sobrevivir. La migración laboral es parte de todos los movimientos incluso cuando hablamos de movimientos de refugiados, o migrantes víctimas del tráfico ilícito, u otros. La búsqueda de trabajo o empleos decentes es, por supuesto, masiva. La mayor parte del movimiento desde Asia, y dentro de Asia, es la migración laboral.

Desafortunadamente, sobre todo para nosotros, como investigadores, lo que encuentro a veces en Asia es una escasez de datos sobre las vulnerabilidades que vayan más allá de la persona como trabajador. A principios de este año, lanzamos un informe sobre los programas de migración laboral temporal dentro y desde la región de Asia y el Pacífico, titulado "We wanted workers but human beings came" [Queríamos trabajadores, pero vinieron seres humanos]. 

Siento que, en Asia, existe la idea de que cuando observamos la migración, solo nos enfocamos en los trabajadores, en entender sus vidas en el contexto laboral

Siento que, en Asia, existe la idea de que cuando observamos la migración, solo nos enfocamos en los trabajadores, en entender sus vidas en el contexto laboral. Si no tratamos de entender las vulnerabilidades de las personas, sus vidas y aspiraciones, como, por ejemplo, la necesidad de una vida familiar, la situación se vuelve un poco frustrante.

El otro aspecto sobre Asia es que existen países muy ricos como Japón o Corea, y muy empobrecidos, como Nepal o Laos, y hay países de ingresos medios como India, Malasia y Tailandia. En cierto sentido, también existe una especie de microcosmos del mundo, y ahí es donde vemos gran parte de la complejidad. Aquí también hay países productores de refugiados, como Myanmar, que, desafortunadamente, está produciendo más y más refugiados ahora. Y también Afganistán. Asia tiene todo tipo de movimientos.

 

¿Cuál es el papel de Tailandia en el contexto de la migración asiática?

Tailandia es interesante porque es un país de origen —no solo para la región, muchos trabajadores tailandeses van a Corea y recientemente hemos visto un número expresivo de migrantes tailandeses en Suecia—, pero también es un país de destino.  Tenemos trabajadores migrantes de Laos, Myanmar y del sur de Asia, y también hay refugiados rohingya. Ocurre este fenómeno realmente interesante, en el cual Tailandia se ha convertido en un país de tránsito.

 Acabamos de publicar un informe titulado "Operaciones de estafa en línea y tráfico de personas con fines de delincuencia forzada en el sudeste asiático". Muchos casinos están localizados en esta región, en áreas fronterizas afectadas por conflictos y zonas de tránsito, especialmente zonas económicas. Tuvieron que cerrar los casinos debido a las restricciones del Covid-19, y esto se extendió durante mucho tiempo en Asia, hasta la primavera de 2022. Tuvimos un cierre de operaciones por un largo periodo. Las personas estaban siendo traficadas para hacer parte de estas operaciones y obligadas a trabajar como estafadores, persuadiendo a las personas para que les enviaran dinero. Entonces, en los últimos 2 años, tenemos cientos de miles de personas en Myanmar, Laos, Camboya y, cada vez más, en Filipinas, que fueron traficadas. 

En los últimos 2 años, tenemos cientos de miles de personas en Myanmar, Laos, Camboya y, cada vez más, en Filipinas, que fueron traficadas

Leí un caso de una persona que vino de Brasil, y fue capturada y rescatada de uno de estos centros de estafa. Las condiciones en estos lugares eran espantosas. Eran encarcelados y obligados a cumplir objetivos basados en la cantidad de dinero que debían estafar a la gente, y eran torturados, privados de comida y no podían escapar. La gente ha muerto tratando de escapar, y tampoco recibían ninguna atención médica. Si pensamos en cómo apoyar este tipo de situaciones en la región, la mayoría de las personas que salen de estos centros son tratadas como delincuentes, porque cometieron un delito, o como migrantes ilegales, ya que no tienen papeles, visas o permisos de trabajo. Muchas personas están detenidas, ya que no pueden obtener ningún apoyo de sus hogares o embajadas.

Es fascinante que Tailandia se haya convertido en un país de tránsito. Encontramos muchos de estos centros en la frontera entre Tailandia y Myanmar. Las personas están siendo traficadas nuevamente entre Myanmar, a Camboya, a través de Tailandia. Es una situación terrible y probablemente va a empeorar. 

 

Tailandia tiene una relación fuerte con el mar y la industria pesquera. Sabemos que los flujos migratorios también tienen una relación legal e ilegal con este mercado, especialmente con los migrantes que llegan de Laos y Camboya. ¿Cuál es la relación entre el mar, la industria pesquera y la migración?

Tailandia participa en estos movimientos de dos formas. En primer lugar, la industria pesquera tiene condiciones de trabajo muy difíciles como es ampliamente conocido. Algunas veces estas prácticas se han convertido en explotación, donde personas fueron literalmente encarceladas. La mayoría estaban embarcados navegando en alta mar trabajando en la pesca profunda.  Existe una serie de preocupaciones, especialmente relacionadas con el tráfico de personas con fines de explotación laboral. 

Las personas no vienen a convertirse en esclavos en las embarcaciones. Las personas llegan con la expectativa de tener un trabajo específico, con condiciones de trabajo decentes. Por lo tanto, existe una desconexión entre las condiciones existentes y lo que les ofrecen en sus contratos; adicionalmente, a veces los trabajadores son analfabetos y no pueden leer los documentos.

En segundo lugar, el desplazamiento de refugiados rohingya por el mar desde Myanmar, representa un gran desafío. Este es un problema regional, no solo para Tailandia, sino también para Malasia e Indonesia, que tienen costas, pero no exigen el cumplimiento de la protección marítima. El año pasado fue el más letal, desde 2016, para las personas que viajaron en barco. Tuvimos más de 2.000 desplazamientos, 300 o 400 personas murieron y muchas más están desaparecidas en el mar.

Es un movimiento muy peligroso. Miles están perdiendo la vida. Uno de los puntos que quiero mencionar es el hecho de que hay muy poca respuesta estructurada de los gobiernos para proteger los derechos de las personas en Asia. Hablamos sobre el hecho de que es una región grande y hay muchos países involucrados. Y si observamos la protección de las personas en el mar, no hay una buena respuesta de búsqueda o rescate. No hay un buen servicio de desembarque.  Los barcos no pueden atracar. La gente ha sido devuelta y terminan muriendo en el mar.  

 

A pesar de los diferentes contextos, experiencias y motivaciones, existe una idea bien construida de que todo es ilegal, y los países de destino son víctimas. ¿Qué impide un enfoque basado en derechos humanos para las personas en movimiento?

Empezando por Asia, pero también yendo un poco más allá. Hay un problema específico en Asia: es la región del mundo donde, en general, existen menos ratificaciones de tratados internacionales de derechos humanos. Vemos que no hay una buena comprensión, o aceptación, de los derechos humanos como principio organizador de la sociedad. 

Hay muchos desafíos y retrocesos, y la idea de que los valores asiáticos son diferentes cuando se trata de los derechos humanos: "No necesitamos estas cosas occidentales llamadas derechos humanos". Lo que significa que, con algunas excepciones, si nos fijamos en general, como Tailandia o India, no tienen un marco de asilo, no existe un marco legal de protección de refugiados.

La migración tiene un enfoque muy transaccional. "Te llevaremos cuando lo necesitemos. Vendrás a trabajar en casas, en fábricas, en pesca, etc. Cuando ya no te necesitemos, tienes que irte. No tienes derechos mientras estás aquí, por lo que no necesitas acceso a tu familia o a tus hijos, o una buena atención médica, porque solo estás aquí para trabajar. Y si logras llegar aquí como refugiado, eres ilegal, por lo tanto, serás detenido. 

Este es el tipo de transacción. Esta representación instrumental de personas en movimiento se ha vuelto cada vez más frecuente, prácticamente en todas partes. Si observamos los corredores desde Asia hacia los países del Golfo, es exactamente esa la idea, que solo estás allí mientras te necesite después debes irte. Y puedes ser ilegal en cualquier otro lugar. 

También creo que esta situación va más allá. En los países de Europa y América existe la idea de que la migración laboral debe ser lo más temporal posible. La ciudadanía no es algo disponible como un derecho para las personas que han estado allí durante 15 o incluso 20 años. Sus lazos con el país se tornan extremadamente frágiles, a pesar de haber vivido allí durante mucho tiempo.  

 

Por supuesto, todo el mundo tiene derechos humanos. Tan pronto pones un pie en el país, tienes derechos porque estás en ese país, seas ilegal o no. Pero se ha vuelto lo contrario. Hay países en Europa, por ejemplo, en el Reino Unido, que le están quitando la ciudadanía a las personas sobre la base de que son una amenaza para la sociedad.

 

La idea es que "si estás en una situación irregular, asumimos que no eres un ser humano en absoluto". Esto es algo que han perfeccionado en Asia porque se trata de criminalización. Una vez que criminalizas, polarizas jurídicamente. Entonces, no solo eres ilegal a los ojos de la ley, sino que te conviertes en una especie de no-persona a los ojos del público y del gobierno. Eso es muy peligroso. 

Esto es algo que han perfeccionado en Asia porque se trata de criminalización. Una vez que criminalizas, polarizas jurídicamente. Entonces, no solo eres ilegal a los ojos de la ley, sino que te conviertes en una especie de no-persona a los ojos del público y del gobierno. Eso es muy peligroso

En un mundo conectado de tantas maneras, desde un punto de vista tecnológico o financiero, llama la atención que, a pesar de la existencia de tantos muros, se produzcan verdaderos movimientos de personas.  Y me temo que esto va a empeorar cada vez más.

Incluso como académicos, todos los días escuchamos sobre personas que intentan viajar de una conferencia a otra, y porque vienen de una parte particular del mundo, no pueden obtener una visa. 

También hay restricciones en términos de vuelos. Si intentas viajar al Sur-Sur, es mucho más difícil que ir de Europa a otra parte del mundo. Es un punto de atención, y algo que debe ser cuestionado, no solo por los activistas, sino por los investigadores y académicos.

 

¿Existen disparidades en Asia sobre cómo se otorgan derechos a los migrantes?

Hay países que tienen mejores sistemas. Tailandia es un ejemplo bastante interesante. En una época, hubo preocupaciones sobre el tráfico de personas de Myanmar; en respuesta, se implementaron acciones estructurales. Japón y la República de Corea son signatarios de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951. Esos países han puesto en marcha un sistema de asilo que, en teoría, proporciona todos los derechos contemplados, es lo que llamaríamos un sistema de asilo desarrollado. Sin embargo, la tasa de aprobación es muy baja y a muy pocas personas se les concede asilo.

Países como Australia y Nueva Zelanda, que son, por supuesto, parte de Asia-Pacífico, tienen tanto el sistema de asilo como los programas de migración laboral. No quiere decir que sea una situación terrible. El desafío es que, si consideramos de nuevo los países de Asia oriental, la idea de quién merece derechos está muy enraizada.

Esta no es una discusión inusual en Asia, y es parte de cómo los sistemas de gobernanza de asilo y migración se han organizado en casi todo el mundo. Lo que realmente estamos tratando de hacer en ACNUDH (Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos) no es decir "eliminen la protección de los refugiados, o de las personas víctimas del tráfico humano ", sino decir "los derechos no deberían existir en silos". 

La idea, también en Estados Unidos y Europa, es que se juzga a una persona en comparación con otra.  Una persona tiene derechos porque es un refugiado en virtud de la Convención de 1951, y el país tiene obligaciones basado en eso. La otra persona no tiene derechos porque es un inmigrante irregular que ha venido a reunirse con su familia; solo para dar un ejemplo teórico. 

De acuerdo con las leyes de derechos humanos, toda persona tiene derecho a una vida en familia. Pero la forma en que están organizados nuestros sistemas de gobernanza e migración, realmente no son compatibles con los derechos humanos universales. Estamos tratando de asesorar sobre la construcción de vías para que las personas puedan venir y quedarse legalmente, incluso si no son refugiados. Es posible que quieran estar con su familia, que estén huyendo del cambio climático y de los desastres ambientales. 

Nuestros sistemas de gobernanza e migración, realmente no son compatibles con los derechos humanos universales

No hay ninguna disposición, ni siquiera en el Pacífico, donde literalmente se ha convertido en una cuestión de vida o muerte, y la gente se ahogará o nadará, ya que sus islas no existen más, y no tenemos ninguna manera en la región para proporcionar algún tipo de respuesta.

Hay vías de protección de refugiados entre Australia y Nueva Zelanda, pero no hay nada para las personas que enfrentarán desafíos reales, a medida que se acelere el cambio climático.

Esto no es inusual. Aparte de esta resistencia real, en gran parte de Asia, a ratificar los tratados de derechos humanos, no hay mucha diferencia; son los mismos desafíos que el resto del mundo va a enfrentar.  En este momento no creo que tengamos las respuestas correctas. 

 

¿Cómo podemos construir un marco y un enfoque compartido sobre derechos humanos?

Hemos estado realizando este trabajo en ACNUDH desde 2010, y yo había estado haciendo este trabajo con ONGs durante diez años antes de eso. Pasé mucho tiempo hablando con los gobiernos y tratando de que cambien de opinión sobre lo que están haciendo, porque no creemos que estén entendiendo la gobernanza de la migración de forma correcta. Recuerdo muy claramente haber escuchado a un representante de Alemania, que vino a hablar en el apogeo de la "crisis" de refugiados e migración en Europa en 2015. El representante alemán buscó ACNUDH para decir: "Sabemos que tenemos que mejorar la protección de los derechos humanos, pero el público no lo permitirá, porque son demasiadas personas y estamos siendo devorados. Entonces, primero necesitamos cambiar la forma de pensar del público, luego podemos hacerlo mejor como gobierno". 

Lo que hemos estado intentando en los últimos años es, principalmente: si dices que el problema es cómo se siente el público sobre la migración, entonces necesitamos tener una mejor idea de estos sentimientos. ¿Cuáles son sus actitudes? ¿Cuáles son sus percepciones? ¿Y qué puede ayudar a cambiar su forma de pensar? 

En los últimos años, hemos estado aplicando una encuesta a gran escala en Malasia y Australia para tratar de entender realmente este debate polarizado: ¿Apoya los derechos de los refugiados o apoya a los trabajadores migrantes? Entonces, en realidad es la sociedad civil luchando entre sí; el público está confundido, y ninguno de estos gobiernos, que era diferente en el caso de Australia, quería proteger ningún derecho.

Lo fascinante de la investigación, que es bastante representativa, una encuesta con gran volumen de datos, 1.200 personas en cada país, incluye una encuesta cuantitativa y un trabajo más cualitativo con grupos focales. La mayoría de las personas en ambos países sentían que los derechos humanos eran un valor importante para la sociedad.  Por lo tanto, una sociedad decente protege los derechos humanos. Esta fue la pregunta general y más amplia que se formuló. 

De forma contundente, con una ligera diferencia entre Australia y Malasia, por muchas razones, los encuestados sintieron que dar la bienvenida a personas de otros países también era muestra de una sociedad decente. Y eso era algo que, como sociedad, debían hacer. Debemos dar la bienvenida a la gente. Y otra cosa bastante interesante fue que, en ambos países, cuando les preguntamos qué tan contentos estaban con las políticas migratorias actuales de su gobierno, casi el 45% de ellos dijo: "No tenemos idea. Es una situación compleja y no la entendemos". Entonces, dado este motivo, la gente lo evita, pero cuando empiezas a preguntar:

¿Crees que deberías dar la bienvenida a personas de otros países? ¿Sientes simpatía por las personas que sufren?  ¿Aceptarías a las personas que huyen de la persecución? La respuesta es sí a las tres preguntas.

La misma cantidad de encuestados dijo que deberían aceptar a las personas que huyen de la miseria económica. La idea de que un refugiado es más aceptado que un inmigrante económico no se demostró en nuestra investigación, en ninguno de estos dos países. 

El desafío es ir más allá de la semántica de los derechos humanos. Es importante observar cómo funcionan las comunidades

La solución es aproximarse a las personas. ¿Estos grandes debates sobre si los migrantes producen beneficios económicos? Sí, absolutamente, como los economistas, a nivel global, deben plantearse estos argumentos a los gobiernos, pero es que sencillamente confunden a la gente. Alguien puede decir que, estadísticamente, los migrantes añaden un 12% al PIB, pero la gente no entiende eso. Pero entienden cuando les dicen que sus hijos van a la escuela con personas migrantes, o que tienen vecinos que trabajan en la oficina de correos y son migrantes. 

Cuando la pesquisa se aproxima a las comunidades de las personas, y vimos esto en la investigación, cuando el trabajo se aproxima a las personas, entonces se vuelve más real. Puede haber algunos conflictos menores, pero no vimos en nuestra investigación personas que dijeran que no aceptan migrantes o personas en movimiento.

El desafío es ir más allá de la semántica de los derechos humanos, porque se está convirtiendo en un problema de guerra cultural, es importante observar cómo funcionan las comunidades. Hay que dar herramientas a las personas y líderes dentro de las comunidades y crear políticas de inclusión e integración. Se ha convertido en una cuestión de identidad, se ha convertido en una forma muy efectiva de dividir a las personas. Cuanto más dejemos esos ruidos de lado y tengamos momentos de conexión, más veremos la protección de los derechos humanos. 

 

¿Cuáles fueron los logros más importantes de ACNUDH en las dos últimas décadas? ¿Cuáles son los desafíos?

Los desafíos están en torno a esta especie de retirada global. Hubo un momento en la década de 1990, y tal vez el episodio del 9/11 lo cambió de alguna forma. Había una aceptación casi global de la relevancia de un marco de derechos humanos. Ahora, estamos muy lejos de eso. Tenemos desafíos para establecer los derechos humanos como los principios organizativos de las sociedades en todo el mundo. Por supuesto, es un desafío para nuestra sociedad, pero también para ACNUDH, como guardián de los derechos humanos dentro del sistema internacional y dentro de la ONU.

Los desafíos también son nuestra propia creación, porque somos muy tecnocráticos con respecto a los derechos humanos. Somos abogados, y el lenguaje que utilizamos, y los asuntos que elegimos abordar, a menudo tienden a ser vistos como bastante esotéricos; por lo tanto, el trabajo de investigación, a través de las encuestas, que hemos estado haciendo, es la primera pesquisa en la historia ACNUDH basada en comportamientos. Y esto es algo que vamos a cambiar, si realmente queremos entender todo el problema. Los derechos humanos son una parte tan fundamental, no son parte de algo o de un tema político de alto nivel, son realmente sobre la persona, y su vida, y cómo van a vivir su familia y sus hijos.

Tenemos desafíos para establecer los derechos humanos como los principios organizativos de las sociedades en todo el mundo. Por supuesto, es un desafío para nuestra sociedad, pero también para ACNUDH, como guardián de los derechos humanos dentro del sistema internacional y dentro de la ONU

Cuando empecé en ACNUDH, estábamos comenzando a establecer un programa sobre migración y derechos humanos para la oficina a nivel mundial. Irónicamente, dado el marco universal de los derechos humanos, el desafío era ver dónde entraríamos, agregaríamos valor y dónde podríamos dar voz a los derechos humanos y los migrantes. 

Por supuesto, tienes ACNUR, OIT, OIM y ONU Mujeres, entre otros. Muy conscientemente, tomamos la decisión de enfocarnos dónde podríamos agregar valor. No solo digo que los refugiados no tienen derechos humanos o que todos los trabajadores migrantes no tienen derechos humanos, pero comenzamos a mirar las áreas “grises”, intermedias. Por ejemplo, el trabajo que llevamos a cabo sobre los derechos humanos en las fronteras internacionales, que en realidad no se trataba de proteger a los refugiados, sino de hacer valer los derechos de todas las personas en las fronteras. 

Las personas cruzan las fronteras internacionales de vez en cuando, y todos nos enfrentamos a diversos grados de discriminación y análisis de perfiles, y tenemos que ayudar a los miembros de los Estados a comprender cuándo eso es inaceptable. Por ejemplo, tratar a las personas de diferentes partes del mundo de manera diferente, como las personas que vienen de la migración Sur-Sur. Estamos muy orgullosos de poder hacer esto y agregar valor.


 

Pia Oberoi | INDIA |

Asesora Principal sobre Migración y Derechos Humanos para la Región Asia-Pacífico, con sede en Bangkok en la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (ACNUDH), responsable de desarrollar e implementar investigaciones y políticas sobre inmigración y derechos humanos en la región. Anteriormente, fue directora del Equipo Global de Migración de la ACNUDH, donde lideró el trabajo global de la Oficina sobre asuntos políticos y legales relacionados con los derechos humanos de todos los inmigrantes y las intersecciones entre inmigración y derechos humanos.

Dirigió el trabajo sobre los derechos de los inmigrantes para la Secretaría Internacional de Amnistía Internacional y fue consultora especializada para ONGs y grupos de reflexión política en la región de Asia-Pacífico y alrededor del mundo. Pia ha publicado y dado conferencias sobre inmigración y derechos humanos, y es doctora en Relaciones Internacionales por el St Antony's College de la Universidad de Oxford.

@pia_oberoi

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