Narrativas

periferias 7 | desaprisionar la cárcel

La escritura como herramienta para la construcción de libertad

Talleres de escritura feminista para mujeres privadas de libertad, en Morelos, como herramienta de denuncia, resistencia y de visibilidad colectiva

Daniela Mondragón Benito y Elena de Hoyos Pérez 

| México |

julio de 2022

Una de las características más dolorosas del encarcelamiento femenino es el triple abandono que viven las mujeres: por parte de sus familias, la sociedad y el Estado (Melgar, 2018). La doble transgresión de la que se les acusa por violar tanto las leyes y como los mandatos de género tiene como resultado una doble condena y castigo (Antony, 2003). Todo esto genera que las mujeres privadas de libertad cuenten con muchos menos recursos para hacer frente a las múltiples violencias carcelarias.

Por lo anterior, consideramos que es fundamental re-educar a la sociedad para hacer frente a la estigmatización y criminalización de las personas privadas de libertad, sobretodo a las mujeres. Y también trabajar con ellas para desarrollar herramientas que les permitan construir autonomía y comunidad, dentro de un sistema que constantemente busca infantilizarlas, reprimirlas y violentarlas. 

Así es como nace La Colectiva Editorial Hermanas en la Sombra, que desde 2007  realiza intervencion feminista de escritura identitaria en espacios penitenciarios, especialmente en la prisión femenil de Atlacholoaya, Morelos1La mayoría de nuestra publicaciones las pueden bajar gratuitamente en https://hermanasenlasombra.org/. Nuestra acción como artivistas feministas ha sido apoyar a través de la escritura, a las mujeres a resistir el encierro y también hemos hecho trabajo con hombres, para resignificar la masculinidad y rescatar la esencia humana en las condiciones adversas. 

A partir de la escritura nos vinculamos con otras disciplinas del arte, con el fin de acompañarnos entre mujeres y reflexionar sobre nuestras propias vidas para poder así construir colectivamente una identidad autónoma, sororal y libre de violencia. Además, producimos nuestros propios libros, los encuadernamos y con las utilidades de las ventas, apoyamos en algunas situaciones apremiantes a las mujeres excarceladas y a las que permanecen cautivas. Hasta el día de hoy tenemos más de 17 publicaciones, diversos documentales y series radiofónicas. 

Al difundir los relatos, historias de vida y poemas, escritos por ellas mismas,  buscamos educar a la opinión pública, a construir un imaginario diferente acerca de las mujeres en prisión, alejado de los estereotipos tradicionales estigmatizantes y que dignifique su condición humana. Así mismo, en la escritura hemos encontrado una herramienta de sanación y denuncia de las diversas violencias que se viven dentro de las cárceles y que no han hecho más que agudizarse con la pandemia de COVID-19, que ha aislado y marginado aún más a las personas privadas de libertad, impidiendo la entrada de visitas familiares, e íntimas, así como de grupos de apoyo, religiosos y educativos. 

Estamos escribiendo la historia de las mujeres en prisión en nuestro tiempo, dejando testimonio de algo que se quiere borrar y olvidar. Es una forma de resistencia a la invisibilización y el olvido. Es una semilla de conciencia en las y los lectores de esos textos escritos desde el oprobio que representa la prisión, de la inoperancia de la misma, del uso innecesario de la fuerza y de la crueldad normalizada. 

Creemos que romper con esos estereotipos es un primer paso para romper con la criminalización que no hace más que generar cadenas de violencia clasista, racista y sexista. La escritura es una manera de hacer conciencia. Conciencia de la condición de víctimas para poder transformar la realidad que se vive. Una deja de ser víctima cuando comienza a luchar. Y de esto se trata el arte, es una forma de activismo, de denuncia  que rompe el silencio en el que se cobija la impunidad.

Las mujeres privadas de libertad, son en su inmensa mayoría, mujeres inferiorizadas y racializadas, de clases socioeconómicas bajas que, desde antes de llegar a prisión, ya sufrían los estragos de la marginación social, precariedad y pobreza, además de ser víctimas de múltiples violencias de género al interior de sus comunidades, familias y por parte del Estado. En este sentido, su acceso al arte había sido prácticamente nulo. Al entrar en contacto con la literatura, la pintura y otras disciplinas artísticas, gracias a grupos solidarios con la Colectiva, estas mujeres han encontrado una manera de revalorarse ante la sociedad desde su papel de artistas y encontrar una plataforma de visibilidad que les permita denunciar la injusticia y desigualdad que han vivido. 

El paso por la cárcel no hace más que profundizar las formas de desigualdad y exclusión simbólica y material y genera un daño mucho mayor en ellas y en sus tejidos familiares y comunitarios, y, como enuncia Rita Segato (2007): “relanza el orden racial”. 

Nuestro enfoque se basa en el afecto y en la sororidad, sin dejar de lado los aspectos académicos y artísticos que nos dan la posibilidad de ocupar escenarios  internacionales de alto nivel  como una ventana para conocer las desigualdades e injusticias que viven esas personas. Mirar, transforma.

En este sentido, nuestro objetivo es hacer frente a ese proceso de criminalización y contrarrestar sus efectos desde el arte y la escritura, mostrando desde la propia voz de las actoras, una versión realista de todas esas historias. Esto las revaloriza ante sí mismas y ante sus familias, al igual que sensibiliza a las instancias del ejecutivo y legislativo acerca de la necesidad de poner atención en los efectos nocivos de la cárcel ante la sociedad en su conjunto.

A continuación les compartiremos un poema que escribió nuestra compañera María Luisa Villanueva, quien lleva casi 20 años presa por un crimen que no cometió. 

 

Inocente hija de un padre pájaro 

María Luisa Villanueva

Me declaro inocente
de mi nacimiento.
Inocente de tener un padre pájaro
Soy inocente de no soltar la 
mano de mi madre.

Inocente por arrastrar un
pasado que no pedí 
Inocente de los delitos 
que se me imputan. 

Inocente por no hablar 
por mi silencio 
por las palabras atoradas 
por mis ideas que el viento se llevó 

Inocente de no ser lo que esperas de mi.
No me acuses, solo soy una humana 
con debilidades. 
Y de eso, soy inocente. 

Creemos en el poder transformador del arte, tanto a nivel individual como colectivo. A través de la escritura nosotras buscamos sanar heridas. La herida de la separación de estas mujeres de su lugar en la sociedad y en sus familias. Las heridas que el patriarcado ha dejado en nuestros cuerpos, reconocernos como mujeres libres y construir desde ahí sororidad. La intervención que hacemos busca sin duda alguna transformar a una sociedad, que con sus prejuicios, deja un daño irreversible en las mujeres; transformar al patriarcado, que constantemente busca regresarnos a la sumisión; a los sistemas de justicia racistas y clasistas, que generan cadenas de marginación y violencia; y a nosotras mismas, para poder crear, juntas, formas de vivir más libres, amorosas y conscientes. 

Creemos en el arte con sentido político, en el artivismo y en la escritura feminista, que permita la transformación individual y colectiva, que permita hacer comunidad y también disolver los muros de la cárcel, dejando que salgan las voces de adentro, con sus reflexiones, saberes, dolores e historias. Como escriben Eva Aladro et al. (2018), el artivismo hace arte hacia afuera y hacia adentro, en tanto busca la transformación individual y social: “El artivismo es un lenguaje actual de autonomía y libertad.” (Aladro-Vico et al. 2018:13).

 

Hechiceras de jade
Travesías de escritura identitaria con mujeres que viven violencias

Marcia Trejo y Lucia Espinoza 

Colectiva Editorial Hermanas en la Sombra

 

El cierre de las cárceles debido a la pandemia por COVID-19 fue generalizado para las familias de las personas internas y los grupos de ayuda en México. Muchos talleres fueron suspendidos, y las personas privadas de libertad obligadas a vivir doble confinamiento, aisladas aún más de sus familias. Como colectiva, nuestro objetivo es visibilizar por medio de la escritura feminista identitaria y el arte, las diversas opresiones de género, clase y etnia que viven las mujeres en prisión. Nuestro trabajo al interior del Centro Femenil Atlacholoaya, en el estado de Morelos, México, había sido constante desde 2007, con talleres donde las mujeres aprenden a escribir poesía y narrativa feminista. Sin embargo, la llegada de la pandemia nos obligó a emplear nuevas formas de trabajar en colectividad con las mujeres que ya habían salido de prisión. 

Desde la Colectiva Editorial Hermanas en la Sombra hemos trabajado la herramienta metodológica de la escritura identitaria como instrumento de liberación y denuncia política en espacios de reclusión (ver https://hermanasenlasombra.org/); esta herramienta no es exclusiva para dichos contextos, sino también para espacios donde las mujeres vivimos diferentes tipos de violencias. La experiencia del Taller con Hechiceras de jade (como se autonombraron) representa el logro de ser la primera generación de escritoras capacitadas y formadas por mujeres talleristas pertenecientes a la Colectiva que vivieron en reclusión penitenciaria.

Fue a través de la resistencia en tiempos de pandemia y a las redes que se han tejido y fortalecido con alianzas como las que tuvimos con Joey Whitfield y Lucy Bell, de las Universidades inglesas de Cardiff y Surrey, respectivamente, que las hermanas de la Colectiva que han sido excarceladas lograron capacitarse como facilitadoras de dicha metodología. Esta resistencia representó no sólo la apropiación de estos saberes, sino la resiliencia en un contexto donde la asimetría en el acceso a la comunicación digital se agudizó por la pandemia. De esta forma, lograron acercarse a nuevas tecnologías, fortaleciendo su autonomía, pues aprendieron conceptos básicos de computación, a utilizar procesadores de texto donde capturan sus propios escritos y a manejar plataformas de reunión virtual, lo cual les ha permitido compartir sus experiencias y escritos dentro y fuera del país.

Tras una convocatoria de donación de computadoras y gracias a la solidaridad de las redes de apoyo, fue como se logró el primer paso para convertirse en facilitadoras de una metodología que ya les era familiar, pues desde prisión la conocieron, y ahora formaba parte de sus propios saberes. Tras concluir su capacitación como facilitadoras, el primer espacio de trabajo donde compartieron el taller fue en el centro de rehabilitación por adicciones, que dirige Manón Vázquez, una de las hermanas de la Colectiva. De esta forma, en el mes de abril inició la travesía de Águila del Mar, Suzuki Lee y Valentina Castro ahora como talleristas, dirigiendo un grupo de mujeres quienes, a su vez, iniciaban su propio camino en la escritura. Así, el 13 de abril nacieron las “Hechiceras de jade”, 25 mujeres en rehabilitación que desde diferentes caminos de recuperación avanzaron juntas hacia su transformación en escritoras.

Hechiceras de jade es una danza armoniosa de mujeres, quienes comparten diferentes formas de confinamiento y que desde la escritura lograron conjurar la sanación, pues con letras también se produce medicina. El taller era un espacio de aprendizaje colectivo y diálogo de saberes, no se trataba de clases, ni de memorizar conceptos ni teorías,  sino de la participación dual de aprendizaje y acompañamiento afectivo y sororal. La metodología de escritura identitaria que desarrollamos permite, desde la construcción de la colectividad entre mujeres, las reflexiones feministas sobre la sororidad, nosotras y las otras; sobre el patriarcado y el amor romántico; la cuerpa; la autonomía y la escritura como herramienta transformadora. Estos temas que fueron los ejes de nuestro taller, se desarrollaron a partir de un manual, que es un contenedor de la magia añejada por 13 años de caminar de la Colectiva Hermanas en la Sombra, que germinó de la tierra desde la pluma de Elena de Hoyos, Aída Hernández y Marina Ruiz y con la mirada cuidadosa de María Vinós. “Renacer en la escritura: Manual para la intervención feminista en espacios donde se vive violencia”, que es la última librhija de la Colectiva, próxima a ser presentada,  pretende que esta metodología pueda ser replicada en otros espacios.

El taller contó con una organización rigurosa; días antes de cada sesión las compañeras talleristas se reunían vía digital para hacer la planeación de cada sesión, determinando y adecuando los contenidos y ejercicios, así como la selección de capacitadoras asignadas por sesión, de la mano de Elena de Hoyos y Marcia Trejo quienes guiaban entusiasmadas y orgullosas de este nuevo camino para todas.

De esta forma, cada martes durante 120 minutos, las talleristas quienes fueron acompañadas por las compañeras de la colectiva: Marcia Trejo, Paloma Rodríguez, Daniela Mondragón y Lucia Espinoza desarrollaron los siete temas ejes del taller. Al inicio de cada sesión se realizaban ejercicios rituales, de gimnasia cerebral o visualizaciones guiadas, herramientas que eran utilizadas para preparar el terreno donde florecería la palabra de las Hechiceras; posterior a esto, se leían textos feministas con los que debatimos y compartimos teoría que fortalece nuestro intercambio analítico y se realizaban ejercicios detonadores de escritura, que posteriormente se compartieron en voz alta. Para el cierre de cada sesión se realizaba un ejercicio breve para honrar el trabajo y el importante compartir de las compañeras.

Este ciclo de aprendizajes cerró a las faldas de una montaña tepozteca, el primer sábado del séptimo mes. Eclipsaron la mañana las Hermanas en la sombra y las Hechiceras de jade, en una en unión sororal para cerrar armoniosamente un ciclo en que las palabras sanadoras se manifestaron y fortalecieron por 13 semanas.  Se impregnó en nuestras memorias aquel día, pues la magia pura había ocurrido: logramos vencer contextos pandémicos y compartir un taller con otras mujeres que se reconocían ahora como escritoras, como mujeres autónomas, como parte de un renacer desde la escritura, con un camino creativo por delante, con la experiencia amorosa de construir en colectivo. El taller fue el terreno en el que cultivamos las palabras como semillas, ofrendando a la tierra: el agua de los llantos por los dolores enterrados que compartimos, el aire que nos recordaba la capacidad liberadora de soltar nuestros encierros y el fuego renovador que nos mantenía tibias y protegidas en manada. Y así, tras 13 semanas fue como florecimos: talleristas, escritoras, nuevas hermanas y mujeres libres.

Estamos convencidas que el artivismo feminista es un camino para la transformación social, que desde el arte, el activismo y la sororidad se puede lograr un cambio: visibilizar y erradicar las violencias y sanarnos a nosotras mismas. Los diferentes encierros que se compartieron lograron tocar la luz de la libertad desde la sororidad, luz que se refleja en las letras que a continuación nos comparten las Hechiceras de jade, en una selección de los ejercicios que se realizaron durante el taller.

Al escribir…
Adriana Fernández

 Al escribir me he sentido triste,
porque he abierto heridas sin sanar. 
Al escribir puedo platicar de mi vida, de mis sueños, 
de poner un restaurante de comida mexicana, 
de salir adelante como mujer empoderada que lucha cada día 
y ayuda a las demás mujeres en su camino por la vida. 
Al escribir me he sentido triste y enojada. 
Al escribir puedo valorar en las letras mi cuerpo,
las cosas que tengo, aprender a sentir y quererme como soy. 

Me urge decirme
Angélica Limón

Que quiero abrazarme de mi, 
de la vida y de este amor, 
pintar mi vida de color, quitar todo el dolor, 
y la soledad, 
quiero cantar a Dios, 
regresar al cielo, 
ser quien yo soy, 
trabajar, hacer música, 
decirle al mundo que Dios existe, 
escribir poesía, aprender piano, 
gritarle al mundo que me amo.

Cómo cambió mi vida
Edna Salinas

Estaba a punto de enloquecer 
Ese encierro hacía que mis cuerpos: espiritual, etérico, crístico y divino se pulverizaran
Me sentía en una tumba…
Estar en un encierro es inhumano, sobrevivía meditando.
Mientras hacía lo que hiciera. estaba decretando 
que no estaba en ese encierro con esas personas
Que por su historia no sabían cómo tratar a sus iguales,
porque también las habían tratado mal.
Había confusión, miedo, mucha incertidumbre…
Cuando llegaron las hermanas de la Colectiva, le dieron un aliento a mi vida
Sentía que en cualquier momento iba a desfallecer
Cuando las vi y tocaron el tambor, me revivieron
Me recordaron quién era, lo que amaba, mi esencia
Con la escritura me ayudaron a encontrar un camino crístico de perdón
Mi encierro, no fue físico, sino espiritual, etérico, mental y emocional
Me ayudaron a recordar mi esencia, mi divinidad, mi amor propio.

Puerto Azul
Fernanda Zoto

Amamos sin ser correspondidas y no amamos a las personas que nos amaron
Somos fuertes estando juntas, de dolores hermanas
Porque somos mujeres hechiceras, madres amorosas y juzgadas
Sonriendo nos cambia la vida, nadando contracorriente.
Estamos en un puerto azul tranquilo, sin drogas y sin alcohol.
Somos la seguridad de nuestras familias,
nosotras amamos a las personas malqueridas.
Nos sentimos seguras en este barco,
aunque a veces no sea azul, a veces es negro o rojo o multicolor.
¡Hoy somos una perla que primero fue una piedra en bruto,
 que se pulió a sí misma con amor!

Nosotras: Fuerza y voluntad
Michelle Salto

Nosotras somos el miedo más grande de nuestras familias,
pero también somos magia irrepetible.
Nosotras somos una misma, navegando en el barco del dolor,
tratando de llegar a la costa de la tranquilidad.
Nosotras somos nuestra propia armonía,
luchando por no caer en agonía, 
sanando mis heridas con amor, fuerza y alegría.

Si yo fuera hombre
Moira Díaz

Si yo fuera hombre, amaría tus espinas, 
pequeña cactus con lunares de aguja sin receta.
Si yo fuera hombre, te cantaría con guitarra una trova enamorada.
Si yo fuera hombre, recorrería tus curvas bellas en forma de violonchelo
y te haría eterna en la sinfonía de mi memoria.
Si yo fuera hombre, encontraría la forma de alejarte del mal que soy yo, 
porque soy hombre.

Copos de nieve
Ruth Valle

La vida es sólo una, es sólo una misma. Las horas pasan y no se detienen, el pasado no perdona. Quisiera ser un copo de nieve para poder viajar tras la dimensión en contratiempo a un rayo de luz y así ver cómo pasa la vida faceta tras faceta. Al momento de descender se va desvaneciendo cada capa de tu ser, te vas consumiendo sin sentir cada distancia recorrida, al paso te das cuenta de que hay más copos a tu alrededor, algunos más grande, algunos más chicos, pero al final todos son iguales.

Sigues en la atmósfera de colores, cada color son tus sentidos, como el humor, carácter, felicidad, enojo, amor, tristeza, entre más sentidos. Y cuando ves el final de la luz, cuando pasas la verdadera realidad, el lugar donde vas a estar toda la vida: el miedo llega, la incertidumbre de no saber dónde caer; lo más doloroso es pensar que puede doler mucho o tal vez quebrarte en dos, ahí está el verdadero miedo que se asoma.

Sale el sol y la niebla se va cuando ves todo con claridad, te das cuenta de la verdadera realidad, la cual conocías desde nacer, sabías que un día te derretirías, esperando queda hecha sólo agua. Otra época de la estación llega, el sol sale, me estoy evaporando, consumiéndome lentamente hasta llegar al cielo, convirtiéndome en una hermosa nube llena de agua, mi ciclo vuelve a empezar. El comienzo de una nueva vida con cada soplo de aliento acaba de iniciar, sollozando mi esplendor en el capullo de una flor.

Soledad mía 
Yessenia Bahena

Tocaré mi alma y escribiré con los fluidos de la pluma en mi ser. 
Soy musa de mi poesía y me hago mía entre letras. 
En libretas seguiré desnudándome con una pluma roja, en un cuarto con poca luz. 
En las noches encontrar mi soledad acostada en mi cama es plenitud.  

¡Soy mía! 

El caminante
Amatista Lee

Mientras dormías
escuché tu respirar
tus movimientos
tan cerca, tan lejos
amigo sin nombre
sin huella
sombra adormecida
te sacudes el polvo y avanzas
con cicatrices, más no heridas 
caminante sin cautela 
recibes, no preguntas
hermético de múltiples rostros
aprendiz errático
carente del cetro
ausente en el reino. 

Silencio herido 
Valentina Castro Cruz 

Soy esa criptografía que anda en caminos, siguiendo sobre el polvo tus huellas. Buscando tu voz en el eco de aquel silencio herido. Esa que olvidó sus sueños en algún lugar del desierto de sus recuerdos. A la que pretendías con migajas de cariño y de caricias apaciguar el dolor que causabas.

Con el paso del tiempo se fueron apagando las velas que encendí con la esperanza que voltearas a mirar el sufrimiento que provocaba tú indiferencia, tus malos tratos, todas las aberraciones que de tu boca salían para humillarme.

Hoy mi alma está de luto, porque mataste a esa mujer con sueños, con ilusiones, anhelos y todo el amor que te tenía.

Ahora busco en el cementerio de mis recuerdos los pedazos que aún quedan de mí, trataré de reconstruirme desde el dolor y la desolación para crear  una mejor versión de mí.

A pesar de todo el daño que me causaste  quiero que sepas que no te culpo, no te culpo por todas esas noches en las que la espera fue interminable, por todas las lágrimas que mis hijos lloraron.

Aquí la única culpable soy yo por permitirte tanto y por idealizar una vida llena de amor a tu lado.

 

Letargo
Marisol Águila del Mar 

¡Desperté!
Siete años en el país de las no maravillas
Conocí mujeres hienas 
Llenas de desolación 
Añorando príncipes que nunca existieron 
Vientres gritando nombres 
Madres huérfanas
Rezando letanías en un valle de lágrimas
Clientas perpetuas de la santa 
Custodiadas por mujeres 
con el alma escondida 
en sus vestiduras negras 
armadas 
listas para castigar la desobediencia 
Conocí los ojos del infierno 
alimentado de dolor y rabia 
Fui una de ellas 
hiena vacía 
desplomada
incapaz de dejar el miedo 
pidiendo perdón al Dios que me apartó la mirada 
al tiempo que dejé en una tumba 
Desperté lista para la batalla que me hará ganar la guerra


 

Aladro-Vico, E., Jivkova-Semova, D., y Bailey, O. (2018). Artivismo: Un nuevo lenguaje educativo para la acción social transformadora. Comunicar, XXVI(57), 9–18.

Antony García, C. (2003). Panorama de la situación de las mujeres privadas de libertad en América Latina desde una perspectiva de género. En E. Azaola, Violencia contra las mujeres privadas de libertad en América Latina. (pp. 75–88). Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal : Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos : Fundación para el Debido Proceso Legal.

Melgar, L. (2018, septiembre 24). La cárcel: Violencia institucionalizada. El Economista. https://www.eleconomista.com.mx/opinion/La-carcel-violencia-institucionalizada-20180924-0124.html

Segato, R. L. (2007). El color de la cárcel en América Latina. Apuntes sobre la colonialidad de la justicia en un continente en deconstrucción. Nueva Sociedad, 208(1), 142–161.

Villanueva, M. (2019) “Inocente hija de un padre pájaro” La esperanza es un epicentro, Morelos: Colectiva Editorial Hermanas en la Sombra; Omecihuatl; Astrolabio Editorial, Pp.45-46

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