Reseña

periferias 7 | desaprisionar la cárcel

ilustración: Mateus Rodrigues

Ghassan Kanafani: el autor palestino cuyas palabras no pueden ser asesinadas

Primera biografía en hebreo sobre Kanafani se hace eco de la resistencia palestina en un momento de escalada de la opresión

Hagai El-Ad

| Israel | Palestina |

marzo de 2023

traducido por Ana Rivas

Introducción de Danny Rubinstein, autor del libro recientemente publicado Why didn’t you bang on the sides of the tank? (Yedioth Books —Books in the Attic, 2022)

Han pasado más de 50 años desde que el escritor palestino Ghassan Kanafani fue asesinado en Beirut, un asesinato que fue un eslabón en la cadena de la campaña de Israel contra el movimiento nacional palestino. En las décadas posteriores, Israel ha instaurado un régimen de apartheid en todo el territorio bajo su control, desde el mar Mediterráneo hasta el río Jordán. Es un régimen que consolida la supremacía de unos siete millones de judíos en comparación con aproximadamente el mismo número de palestinos que viven en Israel/Palestina.

Los palestinos que viven en este territorio están fragmentados en geografías dispersas, cada una con el nivel específico de opresión y expropiación que Israel decide ejercer sobre ellos. Unos dos millones de palestinos viven en Gaza bajo un bloqueo que dura años; cerca de tres millones viven subyugados en Cisjordania o como "residentes permanentes", ciudadanos de segunda clase, en Jerusalén Este y unos dos millones más son ciudadanos en condiciones de desigualdad dentro de la Línea Verde.

Kanafani no se convirtió en el autor más querido y conocido del público palestino por azar. La historia de su vida no es solo la de un niño de 12 años oriundo de Acre, Israel, convertido en refugiado. Es también el símbolo de una lucha infinita. Aun en estos momentos, cuando el nacionalismo árabe está en descenso y los países árabes prácticamente han abandonado la causa palestina, Kanafani sigue siendo imprescindible. Su obra literaria enseña a sus lectores y seguidores que deben seguir resistiendo al dominio israelí y que no deben rendirse. La resistencia palestina adopta muchas formas, algunas de ellas violentas, pero la imagen de Kanafani siempre está presente.

Después de la expulsión por la fuerza y el éxodo de la población palestina entre 1946 y 1948 como consecuencia de la Guerra árabe-israelí que llevó a la creación del estado de Israel (Nakba), los palestinos estuvieron a punto de desaparecer del escenario histórico. Kanafani, que forma parte de la generación de la Nakba, fue determinante para liberar al pueblo palestino de las vicisitudes que les imponía este destino. Su vida, sus escritos y su legado simbolizan esta lucha por la liberación: liberación del destino de destierro y expropiación, liberación de la opresión israelí, liberación de la conciencia y liberación política en la permanente batalla por la libertad, el regreso a casa y la justicia.

Israel condena a los palestinos a una vida de prisión permanente, ya sea la prisión del exilio o la prisión de vivir bajo un régimen de apartheid. La visión de Kanafani rechaza esta aspiración israelí. En cualquier caso, haga lo que haga Israel, las palabras de Kanafani nunca podrán ser encarceladas.

Justin McIntosh, CC BY 2.0

El regreso de Kanafani

Si hoy en día usted entra en una librería israelí, es probable que encuentre un nuevo libro sobre uno de los más grandes escritores que ha conocido esta tierra, un autor cuya obra sigue influenciando a millones de personas: Ghassan Kanafani. Es el primer libro en hebreo sobre Kanafani, un palestino al que Israel sigue considerando un terrorista. Nacido en Acre en 1936, Kanafani fue exiliado a los 12 años durante el período de la Nakba: "Cuando llegamos a Sidón, por la tarde, nos convertimos en refugiados", escribió en el libro autobiográfico La tierra de las naranjas tristes (trad. Nejmeh Khalil-Habib). Kanafani fue asesinado en Beirut hace 50 años junto con su sobrina de 17 años, Lamees.

Tenía 36 años y nunca regresó a casa. Sin embargo, sus relatos, al igual que su retrato en la portada de este absorbente libro, siguen siendo emocionantes.  Leer Kanafani ofrece una pista para empezar a juntar los hilos que la mayoría de los judíos prefieren dejar sueltos: "Tú y yo y todos los niños de nuestra edad no entendíamos lo que estaba pasando. Pero aquella noche empezamos a atar cabos" (La tierra de las naranjas tristes).

En el libro, el periodista israelí Danny Rubinstein plantea a los lectores hebreos una idea realmente subversiva en el actual clima político de Israel: que la resistencia palestina al movimiento sionista no es " intrínsecamente antisemita", sino que tiene su origen en motivaciones fácticas y políticas muy reales. La idea de que la historia de los últimos 100 años puede relacionarse con la resistencia palestina al proyecto político judío en Palestina, puede parecer trivial.

No obstante, Israel está tan inmerso en su propia propaganda, autosuficiencia y autovictimización que sigue reafirmando la mentira de que todo esto no es más que una forma palestina de antisemitismo, que condena por completo el judaísmo y actúa contra los judíos "solo porque son judíos". Esto, con el propósito de debilitar la resistencia palestina contra el proyecto político específico de (muchos) judíos: el sionismo.

 Los padres fundadores del sionismo no se entretenían con este tipo de tonterías propagandísticas: eran mucho más sensatos al entender la resistencia palestina. En El Muro de Hierro (1923), Jabotinsky escribió: "...vean si existe un solo caso de colonización que haya ocurrido con el consentimiento de la población nativa. No existe ningún precedente”. Como la población nativa no puede dar su consentimiento, es probable que "interfiera por la fuerza" en la consecución del sionismo, a pesar de la naturaleza "moral y justa" del movimiento. "Debe hacerse justicia", escribió Jabotinsky, "no importa si José o Simón o Iván o Achmet están de acuerdo o no".

Ben-Gurion ciertamente estuvo de acuerdo, en ese punto: "Queremos lo mismo que ellos: ambos queremos la Tierra de Israel. Se trata de una contradicción fundamental. Nunca en la historia existió, ni creo que vaya a existir, un caso de un pueblo que renuncie voluntariamente a su tierra – la gente piensa que es su tierra- para dejar entrar a otra nación" (1936). 

"Desde lejos, escuchábamos la ráfaga de disparos", escribió Kanafani. Esos disparos aún resuenan 74 años después, y seguirán resonando. Rubinstein lleva al lector a los sucesos de la Nakba de 1948, cuyo desenlace marcó la identidad, la obra, la vida y la muerte de Kanafani. Leemos sobre lo que hicimos a los palestinos en Lydda y sobre la deportación de decenas de miles, y nos lo cuentan directamente israelíes y palestinos que estuvieron allí.

A continuación, un israelí describe lo que ocurrió el 12 de julio de 1948: "La población de Lod (Lydda) no se retiró voluntariamente. No hubo forma de evitar el uso de la fuerza y los disparos de alerta para hacer que los habitantes marcharan los 15-20 kilómetros hasta el punto donde se encontraron con las fuerzas de la Legión (árabe)." A continuación, un palestino: "Era mediodía, hacía un calor terrible. No había agua. Los ancianos y los niños se quedaban en el camino. Muchos se deshidrataron y murieron... Los días de horror en Lydda permanecieron conmigo toda mi vida... Treinta mil personas caminando, llorando... gritando de miedo... mujeres con bebés y niños a cuestas".

El israelí citado era el comandante de la Brigada Harel en aquel momento, Yitzhak Rabin, el hombre que daba las órdenes. El palestino era el estudiante de medicina George Habash, que más tarde fundó el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y cuya vida se entrelazó con la de Kanafani hasta el final: Kanafani fundó el semanario de la organización, Al-Hadaf, en 1969 y lo editó hasta su muerte casi tres años después.

Rubinstein destaca que la mayoría de los israelíes reconocen el nombre de Kanafani en un contexto político, principalmente como el portavoz más destacado del FPLP. Sin embargo, los palestinos recuerdan a Kanafani principalmente por su obra literaria. No hay duda de que sus escritos influyeron en la política y forjaron las opiniones de muchos palestinos. 

Rubinstein ofrece una historiografía de Kanafani que discurre a lo largo de su vida como refugiado en Damasco, profesor en Kuwait, periodista en Beirut y escritor. Se presta especial atención a dos de las obras de Kanafani: Retorno a Haifa y Hombres al sol. La famosa cita de este último, "¿Por qué no golpeaste las laterales del tanque?", es el título del libro de Rubinstein. En este relato íntimo, cada capítulo de la vida de Kanafani, y cada capítulo del libro de Rubinstein, "reflejan todos los naranjales que él había dejado para los judíos" (Ardh al-burtuqal al-hazinLa tierra de las naranjas tristes).

Oscilando entre literatura y realidad, entre sombras y espejos, los ecos resonaban entre sí de una página a otra. Rubinstein señala que la primera vez que murió un integrante del Movimiento Nacional de Liberación de Palestina (Fatah) fue el 1 de enero de 1965, mientras se infiltraba en Israel desde Jordania para sabotear el National Carrier, el principal acueducto del país. Ahmed Musa consiguió entrar en Israel, pero cuando intentó cruzar por segunda vez -de regreso a Jordania-, los guardias jordanos lo mataron a tiros. Kanafani publicó Hombres al sol dos años antes, en 1963. Los protagonistas, Abu Kais, Assad y Marwan, sobreviven el primer cruce fronterizo; en el segundo se deparan con una muerte terrible.

El libro también está lleno de cuerpos destrozados. Uno de ellos es uno de los personajes de Kanafani de una antología de 1960, Abu 'Othman, que quiere ser enterrado en su Ramle natal y por eso elige permanecer bajo dominio israelí. Sin embargo, después de que los soldados israelíes mataron a su mujer y a su hija en su presencia, él se inmoló en el cuartel general del comando. Así, Abu 'Othman se quedó en su tierra natal, pero su sueño fue destruido. O pensemos en el cuerpo de Maher Habeyshi, de Nablús, desmembrado al inmolarse en un autobús en el barrio de Halisa, en Haifa, en 2001, cerca de donde vivían los protagonistas de Regreso a Haifa. Y, por supuesto, está el omnipresente cuerpo despedazado del propio Kanafani, asesinado en julio de 1972 en Beirut. Los periódicos de la época informaron de que treinta mil personas asistieron al funeral que se celebró en el exilio del que él nunca regresó.

publicado originalmente en hebreo (Haokets)
y árabe (Al-Quds)


 

Hagai El-Ad | Israel |

Director ejecutivo de B'Tselem.

@HagaiElAd

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