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periferias 6 | raza, racismo, territorio y instituciones

ilustración: Juliana Barbosa

De pana: progresistas y antirracistas, ¿qué tal ampliar el debate?

Formado por líderes negros, el movimiento Bancada Preta, que nació en São Paulo en 2019, propone la creación de una agenda unificada para las periferias de la ciudad

Bob Controversista

| Brasil |

marzo de 2021

traducido por Ana Rivas

Bancada Preta ha buscado, desde su fundación, combatir las desigualdades sociales y el racismo estructural en Brasil y promover la emancipación de grupos sociales en situaciones de desigualdad a través de la tecnología transformadora de la comunicación social. A través del uso de las redes sociales Bancada Preta plantea el debate sobre la construcción de una estructura de ciudad antirracista, contra la misoginia y contra la fobia de grupos LGBGQ +. 

A partir de esta realidad de desigualdad suburbana y privación de privilegios, podemos decir que la agenda denominada "moral" de este lado, se trata de un conjunto de valores y nociones sobre lo que está "bien o mal", "prohibido y permitido", dentro de una comunidad o tradición en particular. 

La praxis positiva de estos valores morales es importante para que podamos vivir en plenitud la reconstrucción de nuevos y renovados “Palmares”, el mayor quilombo que existió en el siglo 17 y era un gran símbolo de resistencia de los esclavos. De esta manera, fortaleceremos cada vez más alianzas que garanticen la solidaridad social y la lucha antirracista enfocada, intransigente e inseparable de la radicalización de la democracia. Podemos, a la vez, analizar nuestro contexto de caos y de luchas para atender diversas subjetividades, incluso en el discurso de unidad, colectividad, hermandad, entre otras jergas, inclusive las insostenibles

Las más diferentes expresiones tradicionales y políticas tienen diversos sistemas morales para organizar la vida en sociedad. Prueba de ello está en las diferencias existentes entre las diversas lecturas del mundo insertas en un mismo contexto de privación de derechos de aquellos que están al borde de lo "reaccionario". Busco siempre tener en cuenta que "moral", por ser el resultado de la conciencia colectiva de una sociedad y una cultura particular, puede variar en el transcurso del tiempo y por la construcción histórica mediada por las contradicciones y el desarrollo de narrativas que tienen como objetivo, en definitiva, promover conflictos existenciales por la firma impuesta de contratos sociales mediados por el capitalismo. 

A partir de la idea de que la "moral" se construye culturalmente, algunas "visiones del mundo" adquieren un verdadero “posicionamiento” entre los grupos sociales y, por lo tanto, a menudo se "naturalizan". Siendo así, una preocupación constante en el debate sobre la ética y la moral es evitar las violaciones en todas sus posibles expresiones (físicas, psicológicas y epistemológicas), así como el caos social. Los valores éticos se ofrecen, por tanto, como expresión y garantía de nuestra condición de seres humanos, sujetos racionales, agentes libres, prohibiendo moralmente la violencia y favoreciendo la cohesión social, es decir, la "conexión", el aquilombamento (estrecho relacionamiento y identificación), entre las personas en comunidad. 

Por tanto, la noción de violación, discriminación y expansión del prejuicio varía, tanto en relación con los valores de la virtud, fundamental para la vida ética y para evitar la violencia, como en relación con el acto inmoral o antiético. La noción del bien y del mal o de lo bueno y lo malo es fundamental para que calculemos una forma de escapar del sufrimiento, del dolor, alcanzando la felicidad colectivamente e involucrando sectores para ampliar esta reflexión.

Sin embargo, es importante recordar que los fines éticos requieren procesos éticos, lo que nos hace inferir que la famosa expresión "los fines justifican los medios" no es válida. Si en nuestros valores éticos y morales consideramos el racismo como algo inmoral, esa sería una forma injustificable de lograr cualquier cosa, incluso si se hiciera en nombre de algún valor moral. La simple existencia de moral no significa la presencia explícita de una ética, entendida como filosofía moral, es decir, una reflexión que discute, problematiza, y interpreta el significado de los valores morales. En cambio, las sociedades tienden a naturalizar sus valores morales a lo largo de las generaciones, permitiendo que la aceptación generalizada del capitalismo, el racismo, entre otros, sea potencializada y naturalizada.


Estamos cosechando los frutos de la “Carta al Pueblo Brasileño”, publicada en julio de 2002, en el contexto de una campaña electoral para la presidencia de la República, por el Partido de los Trabajadores (PT) de su entonces candidato Luiz Inácio Lula da Silva. Como una especie de Carta Compromiso al gran capital especulativo y despojador del trabajador(a), la Carta a los brasileños surge como un marco representativo de lo que la política del Partido de los Trabajadores se convirtió y pretendía poner en práctica en caso de ser electo. Con un fuerte énfasis en la necesidad de un cambio inmediato en la coyuntura política brasileña en ese momento, el documento destaca la importancia de pensar en un cambio económico a partir de reformas estructurales importantes, basadas en el principio de unidad en torno al crecimiento y desarrollo nacional.

Diferenciándose, o mejor dicho, en gran medida, contradiciendo el manifiesto fundacional del partido, publicado en el Diario Oficial el 21 de octubre de 1980, en el que el partido se posicionó junto a los trabajadores y los explotados, llamando a las masas a organizarse "para que la situación social y política fuese la herramienta para la construcción de una sociedad justa, solidaria, educadora, socialista en los principios y que respondiese a los intereses de los trabajadores y otros sectores explotados por el capitalismo”, la Carta a los brasileños nos presentó una política conciliadora, centrada en intereses propios o partidarios y desalineada con la radicalización de la democracia, en la que la agroindustria, los bancos, las grandes empresas, los medios de comunicación (partidarios de golpes de estado) y la gran burguesía supuestamente vivirían con bancos comunitarios, agricultura familiar, quilombos, y que las pequeñas empresas convivirían juntas como hermanas.

El diálogo no se trata de abandonar la agenda económica, sino de la necesaria ruptura con la falta de concientización de las masas y los pueblos.

La falta de reconocimiento del error, en el que el campo progresista (y léase, la izquierda) insistió durante mucho tiempo, deja de estimular el debate sobre los valores éticos y morales como estrategias para humanizar las relaciones y la afectividad. Ese es un debate que hay que enfrentar en la arena moral, sin rehuir de las contradicciones históricas, inclusive la de barrer bajo la alfombra ese divisor de aguas, léase la conciliación de clases, para los avances necesarios en el próximo ciclo, con sus metas y objetivos.

¿Cuál es la lección número uno en la cartilla leída de 2002 a 2020? La lección número uno es, "hablemos de economía", "recordemos cuando la gente era más feliz, tenía más dinero y podía comprar pollo y una nevera ...". Todo el debate formativo fue barrido bajo la alfombra y una gran incubadora de huevos de serpiente todavía está en pleno funcionamiento. No fue asumido ni defendido por la gran mayoría y mucho menos practicado por el debate como una necesidad urgente. Al fin y al cabo, para potenciar esta encrucijada moral, urge amplificar y exigir mucho coraje y coherencia para asumir lo que realmente se defiende.

En esta reflexión, podemos señalar tecnologías sociales que ponen a la orden del día esta concepción de desarrollar narrativas afro centradas, multipartidistas y aglutinadoras de potencialidades que amparan los saberes y los quehaceres en el desarrollo de comunidades justas, solidarias y educativas: la Bancada Preta fomenta la praxis arraigada en principios que remontan, en esta época contemporánea, a la filosofía Ubuntu como guia.

Para la Bancada Preta, la esperanza, la praxis diaria y revolucionaria, la solidaridad, la colectividad, el afrocentrismo, el quilombismo son los sentimientos que aún nos mueve. Pero en muchos aspectos nos los roban. Soñar, luchar y creer que podemos construir algo mejor para nosotros y para las próximas generaciones que cada día sufre un golpe cuando la praxis revolucionaria se pone a prueba en el colectivo.

Como descendientes de un pueblo que sufrió y estableció en el campo de la resistencia, luchando durante siglos, hasta el día de hoy, contra los descendientes de secuestradores, violadores, explotadores, invasores que quieren robarnos nuestra "esperanza" y que en el proyecto defendido por el supuesto campo progresista, iría a convivir en paz la política de "gano y dejo ganar". Luchamos contra la esclavitud de nuestros cuerpos y mentes durante más de cuatro siglos; en este proceso, construimos alternativas de sociabilidad. 

La Bancada Preta es una experiencia concreta, que demuestra en la práctica que es posible construir una otra sociedad, más humana, más justa, solidaria, educativa y ambientalmente viable y autosostenible. Es el resultado de la osadía, la perspicacia de un pueblo que no se doblega ante las dificultades y barreras que se presentan.

Los desafíos y dificultades no terminan con el acceso a espacios de decisión y poder; al contrario, ganan nuevos contornos. La lucha pasa a ser por la supervivencia, por los intentos de integrar planes, proyectos y planificación en el campo social, económico, cultural y por el derecho de existir, física y psicológicamente.

Vivimos diversos fin de mundo, diferentes pandemias. Es la bala en el pecho de un igual, es el linchamiento en los supermercados, el abandono que garantiza la fuerza de cada día en la cosecha, en los semáforos, en el transporte público y privado abarrotado, en las calles; es la sucesiva rutina de violencia en las guerras armadas en los territorios, quebradas, esquinas, callejones y sistemas.

Covid- 19 es solo una de las catástrofes que estamos viviendo en este siglo, fruto de tragedias como la invasión de África y el secuestro de sus hijos e hijas, el auge del capitalismo y sus tentáculos, el racismo, la religión cristiana, la heteronormatividad. 

Desafortunadamente, muchas y muchos de nosotros seremos arrastrados por la lógica de "primero yo y después los demás " y esto no se debe a tal o cual situación en particular, sino a la línea histórica. Cada día que el hombre blanco y la mujer blanca, capitalista, occidental, construye su mundo, nosotros cavamos más un hoyo en el cementerio.

No es menos cierto que el exterminio de jóvenes negros, que hoy en Brasil llegan a más de 30 mil muertes por año, mata menos que el virus o, de hecho, cualquiera de los demorados fin del mundo — capitalista, blanco, neocolonial —, haya significado alguna mejora para nosotros.

Después de haber recuperado su mundo, la "demoniocracia" neocolonial no duda en apuntar sus armas al cuerpo negro, afavelado, pobre y periférico; una masa que hay que contener, un enemigo que hay que exterminar. Básicamente es un cálculo elemental: el 90% de la población mundial sustenta al 1% de la población, y juntos consumimos lo que equivaldría al 150% de esa misma población.

Siempre pensamos en cómo sería el fin del racismo, no desde una transición, sino desde una ruptura con el sistema de opresión y explotación; imaginamos una ruptura que nunca llega. Siempre estamos presumiendo de nuestros aspectos tecnológicos, las tecnologías que desarrollamos y las ponemos al servicio de la nación y de los blancos. ¿De qué sirve?

Cada gran invención se utiliza siempre con el mismo propósito: guerra, manipulación y lucro. Un camino trazado hace mucho tiempo, recorrido todos los días por personas que se levantan de sus camas infelices y aceptan la sumisión al pan. Es difícil hablar de esto en un país que todavía vive el fantasma del hambre, la sed y el frío. ¿Y cuándo dejemos de sentir miedos, hambre, sed y frío? ¿Qué haremos? ¿Morir, entonces, de comer y beber, mirar a nuestros iguales separándolos por clases sociales? ¿Qué haremos? Al final, sin embargo, serán los valores éticos y morales construidos los que proporcionarán la respuesta.

Nunca pensé que pudieran matar un río de un millón de años en minutos, en tan poco tiempo. Para mí ya estaba super desprestigiado, somos invitados a la tumba en todo momento. El río, agua, fuente de vida, contaminada con mercurio, sangre y hierro, sigue la misma metodología ancestral. Racismo ambiental. La ruptura de la presa de Brumadinho, 2019, esa imagen no me sale de mi cabeza, es el ejemplo de lo que quieren hacer desde que llegaron aquí (fascistas, burgueses, capitalistas) con Brasil y América Latina, de un espacio afro-indígena, en un gran hueco. 

El fin de la esperanza se alarga y no será corto. La transformación no será breve. Todo será lento como el tiempo de la tierra y, más aún, como el tiempo del entendimiento. Porque al principio éramos un continente, al principio éramos el supercontinente Pangeia. No puedo olvidar esa hermosa imagen. El contacto de dos hemisferios, una fase tan nueva, todavía herida, la separación aún duele.

Es hora de recordar. Cuando el régimen colonial abandonó Brasil en la figura de la blancura colonizadora y Portugal se quedó a su propia suerte, la estrella negra de Zumbi brillaba mostrando el rumbo a los nuestros. Una especie de conciencia que necesitamos despertar ahora para enfrentar la destrucción, una conciencia aquilombante.

Es en el quilombo, que hoy, Bancada Preta, la población negra de las Américas construiremos los muros de ideas que alberguen nuestras potencias creativas, colectivas y colectivizadas de vida, tan persistentes como la saga por nuestro genocidio, la máquina de moler carne negra que llamamos de modernidad. Para aquilombar en tiempos de fin del mundo, primero debes crear el quilombo dentro de ti. Ejercitar el cuerpo y mente para nuevas ideas.

Estamos atravesando un momento de profundas dificultades, ausencia de trabajo, empleo y pocas alternativas de generación de ingresos. Quienes logran vender su mano de obra necesitan viajar muchas horas en transporte público/ privado y muchas veces no tienen a nadie con quien dejar a sus hijas e hijos debido a la falta de espacios para la educación infantil. En los territorios donde vivimos faltan muchas cosas, la escuela es pequeña; falta medicina en el centro de salud, no hay espacios culturales y recreativos, nos sentimos inseguros, incluso con la presencia de aquellos que deberían protegernos

La matanza cotidiana nos hace parecer, a menudo, realmente débiles, indefensos, incapaces de cambiar los caminos y destinos de estas vidas ya tan desoladas. Esto trae la necesidad de buscar siempre un consuelo, una tranquilidad, algo que alimente nuestra esperanza para seguir el camino. Esta búsqueda no es individual, sino colectiva. Es en estos momentos difíciles que más buscamos rescatar la fuerza de los antepasados. La Bancada Preta, sobre todo, busca nutrirse de la ancestralidad, entender las tecnologías y métodos que hemos construido a lo largo de los siglos y que nos permitieron llegar hasta aquí. Ese sentido de pertenencia y esa identidad son fundamentales para que nos demos cuenta de que no estamos solos y que necesitamos estar unidos, actuando de forma colectiva y estratégica. Sin embargo, es por las negras, negros y negrxs que estamos aquí escribiendo de nuevo lo que ha sido escrito a fondo por tantos y tantas antes de nosotros.

Bancada Preta pretende establecer el autocuidado, construir espacios colectivos de afecto, acogida, escucha activa, sociabilidad, significados colectivos, fortalecimiento de lazos, memorias y constitución de identidades.

Bancada Preta es organización y construcción de espacios en los que podamos reflexionar y actuar sobre nuestra realidad. Cuestionar lo que nos oprime y construir demandas, acciones concretas y ponernos en movimiento para cambiar nuestras realidades.

Bancada Preta quiere entender nuestra historia, nuestros orígenes, nuestra cultura, rescatar nuestros recuerdos y recordar el pasado para entender el presente y construir el futuro. Esto nos hace entender hasta qué punto la acción cultural y política van juntas y forman una poderosa tecnología de organización e intervención social, en la que los valores éticos y morales se entrelazan afectuosamente en el día a día durante su construcción en comunidad. 

Bancada Preta es hacer, comunicar, organizar conceptos, construir cimientos, narrativas y establecer un diálogo con toda la sociedad, además de descolonizar cuerpos, mentes y sistemas.

Bancada Preta es un aquilombamento táctico y estratégico; es una necesidad histórica, es un llamado: ¡reconectarnos con nuestra ascendencia para actuar en el presente, construir esperanza, fuerza y ​​el sueño de dejar un futuro mejor! 

De pana y con nuestros iguales. Entonces, de pana, ¿vamos?


 

Bancada Preta | Brasil |

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Bob Controversista | Brasil |

Eduardo José Barbosa es Educador Popular, Coordinador Estatal del Colectivo Nacional de Entidades Negras - CEN- SP

bobcontroversista@gmail.com

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