Memória vive na Vila Autódromo

Desde la década de 1990, la Alcaldía de Rio de Janeiro ha desarrollado una serie de proyectos urbanísticos destinados a promocionar la ciudad para atraer inversionistas, turistas y ciudadanos solventes. Por otro lado, este proceso ha acentuado dinámicas de segregación en la ciudad, que se intensificaron a partir de 2009, cuando la ciudad de Rio de Janeiro fue elegida sede de los Juegos Olímpicos de 2016. Estas intervenciones urbanas incluyeron la eliminación obligatoria de varias favelas y barrios populares. La Vila Autódromo se vio enormemente afectada, por estar situada en la zona destinada para la construcción del Parque Olímpico, cuya obra generó un violento proceso de desalojo de cientos de familias, sin darles alguna opción de permanencia.

Apesar de haberse acordado reasentamientos e indemnizaciones, los traslados se produjeron bajo coacciones, amenazas, violaciones de derechos, terrorismo psicológico y diversas presiones por parte de la Alcaldía. Sin embargo, la Vila Autódromo se resistió exigiendo la garantía de sus derechos y denunciando la violencia sufrida. A pesar de que muchos residentes cedieron a las negociaciones, debido a las innumerables presiones, otros recusaron las indemnizaciones, resistiendo durante todo el proceso. Ante la inminencia de los Juegos Olímpicos, la Alcaldía aceleró la finalización de las obras para el mega evento en la ciudad.

Entre finales de 2015 y principios de 2016, se produjo una aceleración de los desalojos de viviendas, que culminó con la descaracterización de la comunidad, tornándola un depósito de escombros y de árboles caídos. Los primeros meses de 2016 estuvieron marcados por un clima de gran tensión con importantes pérdidas para la comunidad al ser demolidos edificios simbólicos de la lucha, como la sede de la Asociación de Vecinos y el parque infantil.

En abril del mismo año, la presión y la visibilidad de la resistencia de los vecinos y simpatizantes marcaron un hito victorioso para la lucha de Vila Autódromo: la permanencia de parte de las familias que resistieron hasta ese momento, representando un gran ejemplo para otros movimientos de lucha popular por el derecho a la ciudad y a la vivienda. Sin embargo, la lucha persiste para que la memoria de la comunidad se preserve y no se olvide la violencia y la destrucción material y simbólica que marcó la vida de tantas familias destituidas.